Cuando te miro

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Se para el reloj y las agujas se mudan. Comienzan a volverse locas en aquella brújula que, desde que tu nombre es Norte, ya no saben señalar al Sur. Porque es contigo con quien voy hacia adelante.

A besos y a versos.

Contando párrafos y palabras, páginas y capítulos.

Tratando de hacerte un hueco entre todas aquellas historias que dejaron mis estanterías llenas de un polvo que desapareció cuando abriste mis ventanas. Cuando viniste. Cuando tus primeras palabras marcaron las coordenadas, cuando recuperé el sentido, cuando mis pesadillas se convirtieron en aquel sueño ligero del que me despertaste con un beso.

Aunque ni bella, ni durmiente.

Solo yo.

Un pronombre tan personal como mi vida, como las ganas que tenía de tejerme individualmente a tu lado. Hasta que no me quedase más remedio que compartir manta. Hasta que mis tentaciones me llevasen hasta aquellas sábanas que nos atreveríamos a enredar entre nuestros pies. Justo de la misma manera en que enredaríamos nuestras conversaciones cuando intentásemos decírnoslo sin palabras. Sin pronunciarnos por miedo a quedarnos sin ellas, sordos de silencio y heridos por sentir. Reusando tiritas gastadas e intentando confiar a ciegas en seguir viendo a través de nuestra sonrisa.

De que nos dejaran a medias.

De sueños y de expectativas, de fechas y de promesas.

Contigo desaparecieron las alternativas, convirtiéndose la única opción en una obligación huérfana de cualquier letra pequeña con la que pudiera renunciar a ti. Y aprendí a conjugarte, a que fueras acción entre mis días, a dejarte ser el verbo que hoy me recorre por las mañanas, a ser el sustantivo que apellida la felicidad en la comisura de mis sonrisas y el adjetivo en el que me conviertes cada vez que me dices guapa.

Porque en mi vida eres, haces y describes.

Eres mi punto y seguido, coses páginas a mis finales y te inventas vocabulario para un diccionario que, hasta que llegaste tú, estaba perdiendo su abecedario.

Pensamientos de una adolescente problemáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora