Capitulo 6.

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Su mirada viaja en dirección a Pandora, está frotando sus ojos para luego parpadear algunas veces, su cabello está hecho un desastre pero de alguna manera le sigue quedando bien, le regala una sonrisa indolente.

-Hasta que despiertas, son las dos de la tarde holgazana. De seguro tienes un dolor de cabeza de mierda.-Menciona la castaña apoyándose en el umbral de la puerta.

-Cállate, tu voz hace que me duela aún más.-Gimoteo arrepintiéndose de haber ingerido tanto alcohol.

-Tu pijama de perritos es horrorosa, deberías quemarla.-Bromeo recibiendo la mirada de pocos amigos de ella.- ¡Solo digo la verdad!

-Hey, es bonita, es rosita, calentita y tiene perritos.-Enumero las cualidades de su fea pijama con los dedos.- ¿Qué más puedo pedir?

-Con dormir con camisón y bragas es suficiente.-Suspiro viéndola caminar al baño donde cerró la puerta creando estruendo.

Luego de descender a la planta baja, donde Charlotte se ofreció a preparar el desayuno, desayuno a las tres de la tarde. Sabía que la rubia seguía desanimada encubriendo toda esa mierda bajo su careta de chica superficial.

-¿Esta listo?-Pregunto mordiendo una galleta de avena dándole una rápida mirada a su amiga.

-No me presiones, trato de hacer lo mejor que puedo.-Su cara de concentración hacía reír a la platinada.- ¡No ves que casi me estoy convirtiendo en pulpo al hacer esto!

Con una mano revolvía algo en el sartén, con la otra hacia algo en la licuadora y luego se giraba para rebanar algunas fresas. Cuando acabo camino con la bandeja hasta la sala donde se sentaron mirando game of thrones en la televisión.

-Dime que pasa, nunca estas más de treinta segundos en silencio.-Farfullo disminuyendo el volumen del televisor.-

No me pasa nada, Charlie.-Suspiro quitando el cabello de su rostro sujetándolo en una coleta baja.

-No tienes que fingir conmigo, somos amigas desde los dos años.-Insistió. Necesitaba una respuesta concreta.-Yo jamás te juzgaría

-No me gusta hablar sobre mis problemas, todos tienen los suyos para que alguien venga a molestarlos con los propios. ¿Qué tanto les pueden importar a los demás?, al final lo único que te dicen es que todo va a mejorar. Estúpidos.

-Uh.-Fue lo único que pronuncio no sabía que más decir.

-Te daré un consejo, se una maldita perra, sé indiferente, manipuladora, no des más de lo que recibes, que no te tiemble la voz al mandar a alguien a la mierda.-Expresó besando su mejilla sonoramente.-Recuérdalo.

-De acuerdo, ahora necesitas una ducha urgente.-Le informó dándole un empujón suave arrancándole una sonora carcajada.-Eso ayudara con la resaca.

-¡Tienes razón!, he invitado a un chico debe estar por llegar, debo verme guapa si quiero follar hoy.-Señalo levantándose para subir los escalones, allí estaba la Pandora de siempre.

-Nos vemos luego.-Le sonrió tomando sus cosas dirigiéndose a la puerta.- ¡Usa protección!

-¡También tú, créeme que me dado cuenta que estas ligando!-Chillo lanzándole un beso.

Sus mejillas se entintaron de carmesí por su opinión, abandono la casa para ser recibida por la cálida brisa de Pennsylvania. Escondió las manos en sus bolsillos retomando su camino tranquilamente.

(...)

Se observó en el espejo, la lencería siempre fue su debilidad. La delicada tela negra hacia destacar su blanquecina piel. Se enfundo en un vestido Carmesí que llegaba por debajo de sus muslos.

Black Velvet † H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora