Capítulo 44.

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-¿Supones que si o que no? -preguntó Austin de manera divertida.
Recibí un par de codazos de mis amigas, indicando que diga que si, las fulmine con la mirada, ya que eran muy evidentes.
-Supongo que si -me encoji de hombro y bajé un par de escalones junto a él, sus ojos color hazel tenían un pequeño brillo que me encantaba... Y encanta.
Comenzamos a caminar fuera del establecimiento, lo miré arqueando las cejas, dándole una señal para que empiece a hablar, ya que era raro que venga y me diga que me quiere acompañar a casa, nunca había pasado... Bueno, antes de lo "sucedido" sí.
-¿Cómo te sientes? -Por alguna razón su pregunta me hizo sentir que estaba con un psicólogo.
-Voy llevando la situación -Hice una mueca y el asintió.
-Pensé que no querías hablarme por llevarte a ese lugar. -Dijo con cautela.
-Para nada, Mahone. Al contrario, me hiciste un favor, ahora sé la clase de persona que es Ashton.
-¿Por qué me llamas por el apellido? -Levantó una ceja divertida y no pude evitar solatar una risita.
-Supongo que me gusta.
-¿Te gusta el apellido, o yo? -Sonrió, esa sonrisa que me venía trayendo loca desde hace mucho, no lo había dicho, pero cuando sonríe se me vuelca el corazón. No controlo mis sentimientos.
-Em.... Solo el apellido.-Creo que dije una pequeña mentira.- ¿Y Nicole?
Se tensó al escuchar su nombre, mientras caminábamos por un sendero estrecho con árboles a los costados y unas pequeñas flores los adornaban dándole una pizca admirable.
-Estamos juntos.
-Ya veo... -Me puse triste por su respuesta, pero necesitaba oírlo de su boca.
-¿Y Scott? -Dijo en tono firme y apretando sus puños a sus costados.
-Apenas lo conozco hace un día.
-Ya andan muy juntos para ser ese el primer día.
-No estábamos "muy juntos".
-Si lo estaban.
-Como digas, Mahone. A parte no te interesa -Lo que dije salió directamente, no lo pensé. Austin paró su caminata en seco, por lo que yo también lo hice.
-Joder _______ -Pasó una mano por su cabello despeinandolo un poco- ¿No te das cuenta que me sigues importando? No sé que más hacer, actúas como si me quisieras por un momento, y luego parece que me odiaras -su mirada se suavizó- Me la paso todo el jodido tiempo pensando en ti, en que estarás haciendo, en que estas pensando, en todo -soltó un suspiro- Pienso en que si tengo otra oportunidad, si algún día todo será como antes. Ya te lo he dicho, te mandé mensajes con disculpas... Simplemente actúas como que si no quisieras saber nada de mi, eso es lo peor. La chica a la que realmente quiero no le importa lo que siento por ella.
Sus palabras me dejaron helada, rígida. No sabia que decir en ese momento. Me miró esperando que dijiera algo, parpadee un par de veces.
-Eh... No... no te entiendo. Primero te vas con Nicole y luego vienes aquí. La que no te entiende soy yo, Austin. Me cuesta creer en ti, tienes tantas chicas que no sé porqué justamente soy yo... Tengo miedo de perder la dirección, quiero decírtelo pero no encuentro palabras para describir lo que siento. Ese día que te fuiste con ella fue como que si me hubiesen golpeado... Y adivina, todavía me duele.
Me miró con compasión en su mirada, esa mirada que me reconfortaba en mis momentos más difíciles, esa misma mirada que tiempo atrás me decía "todo va a estar bien".
-Este tiempo separados fue suficiente para saber que no puedo estar lejos de ti, te necesito todo el tiempo, ______. Me siento la persona más inútil por dejarte ir, pero si me das otra oportunidad juro no volver hacerlo.
-Lo pensaré. -fue lo único que dije y retomamos la caminata.

Estaba de nuevo en casa. Mi habitación estaba perfectamente ordenada, me senté en el borde de la cama y muchas cosas pasaron por mi mente. ¿Lo que decía Austin será cierto? ¿Y Nicole? ¿Se habrá arrepentido? Esas preguntas resonaban en mi cabeza una y otra vez, obviamente no tenían respuestas. El único que sabía de eso era Austin.
Decidí bajar hacia la cocina y preparar algo para la cena, ya que me había pasado casi todo el día pensando. Mis padres no estaban, se tuvieron que ir a una cena en un pueblo apartado, por lo que se quedarían a dormir allí y llegarían al día siguiente.
Estaba debatiendo entre cocinar pasta o una tarta, soy muy indecisa hasta para elegir que cocinar.
Iba a buscar un vaso de agua cuando tocaron el timbre de la casa que resonó por toda la casa. Caminé por un pequeño pasillo que daba a la sala, y dispuesta a ver quién sería a estas horas fui hacia la puerta, abrí y me sorprendí al ver a esta persona en mi casa. No lo esperaba, por su puesto. Era raro, no me avisó ni nada, pero por otro lado, su visita me alegraba.
-¿Qué haces aquí? -Pregunté esbozando una amplia sonrisa inconscientemente.
Observé a Austin que vestía con una camiseta blanca, unos pantalones negros, unas zapatillas rojas y una gorra de béisbol a juego. Se veía muy bien, todo lo contrario a mi, vestia con unos pantalones de chándal sueltos, una remera con corte en "v" con el estampado de mi banda favorita que estaba algo gastada, el pelo en una coleta un poco desarmada y unos zapatos que solo usaba para estar en casa. Mi apariencia se debía a que recién me terminaba de duchar y a que no esperaba para nada la visita de Austin. Estaba hecha un desastre.
Volví mi mirada hacia sus ojos y me hice a un lado para que pueda pasar al interior de la casa, cuando pasó a mi lado pude sentir su aroma a la perfección.
-Solo venía a visitarte -Dijo sentándose en un sofá color vino de la sala, lo imité y me senté en un sillón que estaba en frente.- ¿Ya cenaste?.
Negué con la cabeza frunciendo mis labios.
-Estaba por cocinar algo... -Se me cruzó una idea por la cabeza, que no estaba para nada mal- ¿Te quedas a cenar conmigo?
-Eh, si, por supuesto. ¿y qué vas a cocinar? -Arqueó sus cejas.
-Pasta.
-Oh, en ese caso puedo cocinar yo, si de algo sé es de las pastas, es lo único que se cocinar, pero te fascinara. -Dijo frotando sus manos como un niño pequeño y no pude evitar soltar una risa.
-Bien, cocinas tú.
-¿Estas sola?
-Si, mis padres se fueron a una cena en un pueblo apartado y bueno, ya sabes... -Estaba algo cansada como para hablar de eso, hasta que me acordé de que el nunca estaba con sus padres, nunca los vi ni nada por el estilo. Me decidí a preguntar.
-Austin ¿y tus padres? -Dije algo cautelosa.
-Mi padre falleció hace mucho tiempo -Sus ojos reflejaban tristeza, me arrepentí severamente de haberle preguntado.- Y mi madre nunca esta en casa, siempre está trabajando fuera de la ciudad, y con suerte la veo dos o tres veces al mes.-Dijo tratando de hacer una sonrisa.
-Lo siento... -Mi voz sonaba apenada por el simple hecho de meter la pata y hacerlo recordar sobre eso.
-No importa. -Se levantó del sillón de casi un salto y se sacudió las manos- ¿Cocinamos,_____?
-¿Te ayudaré? -Me levanté del sillón y me puse a su lado.
-Si, será más divertido contigo.
-Bueno...-caminé perezosamente hasta la cocina en donde Austin ya estaba.
Me preguntó dónde estaban las cosas, yo le indiqué donde estaban las ollas, los ingredientes, y todo lo que se necesitaba para que el cocine, no sin darle algunos regaños por buscar en cajones equivocados.
-Austin -Dejó de picar la cebolla para voltear hacia mi y mirarme- Iré a cambiarme, ya vuelvo -asintió, me retiré de la cocina.
Una vez en mi cuarto busqué ropa decente, opté por una blusa suelta de color negra, unos jeans azules y por último mis Vans negras. Solté mi cabello y lo peine dejando atrás ese aspecto desalineado. Busqué mi celular en mi bolso para ver si había algún mensaje nuevo.

De: Mamá.
"Hija, espero que estés bien. Acuerdate de no abrirle la puerta a desconocidos. Volvemos mañana, cualquier cosa me llamas. Te amamos."

De:______
Para: Mamá.
"Estoy bien, mamá. Nos vemos mañana, también los amo."

Dejé el celular en la mesita de noche y bajé las escaleras de dos en dos.
Al llegar a la cocina estaba Austin revolviendo el contenido de una olla con una cuchara de madera. Sonreí ante la situación. ¿Quién diría que Austin sabía cocinar? Ni yo misma me lo creía.
La imagen de el cocinando fue un tanto... Sexi. No lo sé.
Puse mis manos en mi cintura u me acerqué a él.
-Se suponía que iba a ayudarte. Lo hiciste tu solo. -Dije fingiendo enfado, el sonrió, me tomó de la cintura atrayendome hacia donde el estaba minutos atrás revolviendo la salsa. Agarró mi mano con la suya, hace mucho no lo tocaba, lo que me hizo dar un escalofrío. Puso mi mano sobre la cuchara de madera y con movimientos suaves y delicados hizo que nuestras manos se muevan al mismo tiempo, para así revolver la salsa.

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Espero que les haya gustado.
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Compañero de clases- Austin Mahone y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora