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Estaba profundamente dormido, no había tenido una siesta tan larga como esta en un buen tiempo. Es más en toda la semana creo que dormí solamente como 8 horas. Algo bastante pesado, frío y húmedo me hizo despertar de golpe. Abrí mis ojos y sentí el agua helada chorrear de mi cabello, miré mi cama. Estaba empapada y mi madre con una cubeta a un lado de mí.

"¡¿Qué diablos te pasa?!", grité enfurecido.

"Buenos días corazón, ¿listo para trabajar?", dijo mi madre con un descaro evidente.

"No, no estoy listo", confesé. Ella caminó de regreso a la puerta.

"Nos vamos en 5 minutos", dijo ella y se detuvo un segundo para mirarme. "Ah y sécate".

Maldita vieja. Me voy a largar de este puto lugar. Caminé hacia la cama y quité las sábanas mojadas. Entré al baño y encendí la regadera, me di un baño rápido. Entré de nuevo a mi cuarto y me coloqué el desodorante frente al espejo. Me puse una camisa gris junto con unos jeans y zapatos negros y sólo alboroté mi cabello con la mano.

Repasa dentro de mi cabeza mi lista de cosas por hacer:

1. Salir de la casa y subirme al auto.

2. Portarme bien con mi madre.

3. Evitar hablar con personas.

4. Dignarme a limpiar mierda.

5. Conseguir mi tarjeta.

6. Sacar mi auto del corralón.

7. Comprar una nueva cajetilla de cigarros.

8. Coger.

9. Buscar un maldito departamento.

10. Terminar mi puta tarea.

Me puse un poco de perfume y desconecté mi teléfono. Bajé las escaleras y vi a mi madre alimentando a Molly.

"Súbete al auto, ya está abierto", salí de la casa y entré al carro. Estaba tan harto de esa señora. Ella entró dos minutos después para ponerlo en marcha. El camino era silencioso ninguno de los dos se aguantaba supongo. Le subí un poco a la radio puesto que pasaban una canción que me gustaba y cinco minutos después nos vi parando en su estacionamiento.

"Necesito sacar mi auto para que no tengas que traerme", le dije a mi madre antes de bajar de la camioneta. Ella se me quedó mirando.

"¿Y con qué dinero?", preguntó y sentí que la bilis se acumuló en mi garganta.

"¿Con qué dinero?", fruncí el ceño. "Con el que tú me tienes que dar".

"¿Yo?", comenzó a reír irónica. "Pero sí ya eres mayor de edad, ¿No recuerdas? Tú lo dijiste", salió del auto.

Maldita hija de puta. Eso era mi madre, una zorra hija de puta. Salí del auto con un portazo. Era mi puta madre, tenía que darme dinero, vivía en su puta casa, ella lo dijo. Aún se hace cargo de mí. Eso incluye alimento -el cual no me dio-, mi auto, mi casa, mi escuela y dinero. Es parte del trato, estudio y ella me da todo. No es tan difícil.

La sangre me hervía, estaba más que enojado. No entendía por qué hacía esto. Sé que me he portado mal pero no es razón para tratarme de la mierda todos los días. Subí al cuarto piso y noté la mirada de todos. Me hicieron apretar mi mandíbula y entré a la puta oficina azotando fuerte la puerta. Lo peor de todo es que no sabía por qué estaba aquí. Pude desde el inicio haberme ido con Michael y no tuviera que aguantar lo de la mañana y sus putos dramas en el auto y estar rodeado de toda esta gente.