» capítulo 11

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Ayer pasé uno de los peores sustos de mi vida. Luke por poco y se le cae la espalda o que se yo, tenía tanto miedo cuando vi lo terrible que se miraba, en la noche no podía cerrar mis ojos por la ansiedad de querer saber cómo seguía. Pero no tenía su número y tampoco lo tenía agregado en Facebook. Por lo que hoy me levanté temprano para verlo, en verdad esperaba que fuera hoy al trabajo, o no, porque estaba lastimado y le dolería, pero quería verlo. Ugh. Sólo esperaba que sintiera mejor para que pudiese venir, listo.

Terminé de hacer el papeleo y lo fui a entregar, había unos cuantos paquetes para la señora Hemmings. Aprovecharía para preguntarle acerca de Luke. Toqué dos veces su puerta y logré entrar.

"Buenos días Zazil-ha", dijo sin mirarme mientras leía unos papeles.

"Buen día señora", miré a los paquetes. "Tiene correo", los dejé sobre su escritorio.

"Gracias", seguía sin mirarme. Apreté mis labios aún parada frente a ella. ¿Cómo se lo podía decir?

"Uhm... ¿Su hijo vino?", ella bajó las hojas y me miró. "Sólo quería saber sí sigue bien por lo de ayer", ella arqueó una ceja.

"¿Qué pasó ayer?", preguntó. Oh, no sabía.

"Uh... Nada. Sólo un incidente en la cocina", rasqué mi cabeza y ella negó.

"Con razón tardo en bajar en la mañana", tomó los papeles de nuevo. Sonreí, sí vino.

"Oh, bueno. Era todo lo que necesitaba saber, gracias", me di la vuelta y escuché mi nombre.

"Zazil-ha", alcé mis hombros. Dios, que no me pregunte. La miré nuevamente, ella me observaba atenta.

"Gracias", sonreí apenas y suspiré aliviada.

"No es nada", caminé a la puerta y salí.

De acuerdo, ahora sólo necesitaba encontrarlo. No era difícil después de todo, tendría que estar en... Cualquier lugar. Primera opción quizá la cocina. Bajé a la cafetería y Rita me indicó que no lo había visto. Fui al cuarto de limpieza y no había nadie. Definitivamente en el almacén no estaría, normalmente hoy grababan. Oficinas de edición tampoco, en el cuarto. Quizá salió por algo de comer, tendría que esperar a encontrármelo accidentalmente. Di un último vistazo al piso y caminé a mi oficina. Metí la llave y al entrar lo vi sentado en el escritorio.

"¿Cómo entraste aquí?", pregunté con media sonrisa. Él sacó detrás de él un aro lleno de llaves. Y alzó sus cejas varias veces.

"La ventaja de mi trabajo", reí y me acerqué a él. Usaba el traje azul nuevamente.

"¿Cómo sigues?", pregunté, él alzó sus brazos.

"Como nuevo. ¿Ves? Rita tenía razón, como un día en la playa", entrecerré mis ojos. Pero estaba terrible, ¿cómo se le pudo quitar el dolor en una noche?

"¿Fuiste con un médico?", pregunté y él asintió.

"Mi madre me llevó en cuanto salimos de aquí", me le quedé mirando y crucé mis brazos.

"Qué curioso", me di la vuelta y caminé al computador para apagarlo. "Porque tu madre me acaba de decir que no sabía nada".

Él se quedó callado unos segundos.

"Bueno, no. No fui al doctor. Pero ya me siento bien", confesó. Me di la vuelta y lo vi.

"Luke, no voy a salir contigo mientras estés así", él se puso frente a mí.

"Hey...", tocó un poco el cabello que se asomaba por mis hombros. "Estoy bien", apreté mis labios. Mi estómago se comprimió.

"Sólo quiero que te cures", confesé y él sonrió con sus labios.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora