» you'll be in my heart

4.9K 510 474
                                    

"No puedo darle un puto babydoll", negué. "Ni siquiera he cogido con ella", le dije a Calum.

"¿Y han hecho otras cosas?", pregunté y lo miré de reojo. Sentí mis mejillas sonrojarse. Él entreabrió su boca.

"Vaya, Salsita", dijo entre risas.

"Cierra la boca, jamás escuchaste eso", paré en el semáforo. "¿Qué dijo David? ¿Te prestará la camioneta?", pregunté.

"Afirmativo".

"Excelente".

Tenía el mejor regalo de cumpleaños para Salsita. Descartando lo del boleto de avión, lo mejor que podía hacer, era presentarle a mis amigos. A los tres, siempre me pidió por que se los presentara y bueno, no lo sé, quizá y le quiten el enojo. Siempre sabían cómo poner de buenas a alguien –y de malas también-, y eso era ventaja a mi favor. Para ello necesitaba una cámara fotográfica, un par de mochilas, casas de campaña y una camioneta. La cual tenía el papá Calum amablemente nos prestaría este fin de semana. Ah, y chaquetas para el frío, y quizá cobijas. Y mucha comida. Sí, y tal vez lámparas. Hacía años que no iba a una excursión.

Íbamos en camino a Costco para buscar las cosas que necesitaríamos, era la opción más viable. Después pasaríamos a Wal-mart para comprar una que otra cosa que se nos cruce, como snacks y cosas que no necesitemos en mayoreo.

"¿Apuntaste agua en la lista?", pregunté y él tecleó en su teléfono.

"Y cervezas", lo miré.

"Ella no bebe idiota, vamos en paz. Va a pensar que somos unos alcohólicos".

"Ella ya piensa que eres un alcohólico", rió.

"Bueno... No lo sé. Sólo un 12", dije.

"Un 24, ya está", reí y negué.

"No cigarros", sentencié.

"No jodas, son dos días. Tiene cáncer en sus ojos, no en los pulmones".

"Yo tampoco fumaré".

"Dios", rodó sus ojos.

"No quiero cagarla de nuevo, ¿bien? No le gustan los cigarros, no habrán cigarros".

Me sentía como el maestro Chapman de la preparatoria en estos momentos. Jamás nos dejaba hacer nada, recuerdo la vez que un día puso un cartel en la puerta: «No hablar, no moverse. Sólo respirar». Por un momento sentía que llegaría a esos extremos con esos idiotas: «No fumar, no tomar. Sólo hablar».

De verdad, no quería que nada saliera mal. Probablemente esto ha sido lo más extremo que he hecho por una chica, pero ayer después de hablar con mi abuela, logré entender que hay personas que me quieren, y que esperan cosas de mí. Que puedo llegar a ser una buena persona, si así lo quiero, y para ser buena persona, primeramente debo hacer feliz a otras. No sería lo peor del mundo. Es decir, sí ayudo con sus tratamientos, tal vez pueda vivir más tiempo, y para ese tiempo, tal vez ni siquiera andemos como novios. Lo más probable es que terminemos por mi culpa. Siendo honestos, así sería.

Estacioné el auto frente a Costco, tomé un carrito –y Calum otro-, después de mostrar mi membresía entramos. Calum llevaba en sus manos el pequeño libro con cupones y las promociones del mes.

"Dice que el kit con tres linternas tiene el 20%", habló.

"Hay que llevar dos, por si se descargan", nos dirigimos hacia donde estaban estas y metimos dos al carrito de él. Mientras tanto el mío se encontraba vacío puesto que era para la comida. Metimos una caja con una estufa portátil –no eléctrica-, dos casas de acampar –obviamente una para mí y ella-, otra era para Calum. Sillas de playa teníamos, metimos una caja con utensilios básicos –como espátula, cuchillos y un par de tenedores y cucharas-, Calum metió un juego de dos sartenes y una hoya.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora