» jealous

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Hoy había sido un día malditamente cansado, la próxima semana entraba en exámenes y todo me tenía mal. Japonés me estaba matando, alemán me tenía más confundido que nunca, y en español me tenía que aprender un vocabulario de 150 palabras. No sabía ni la mitad. Ni la mitad de la mitad. ¿Lo peor? Francés sería oral donde lo más importante será la dicción y fluidez. Italiano era lo único que no me preocupaba, los exámenes siempre los hacían bastante fácil.

Miré al maestro Hashimoto, ¿por qué era tan complicado el puto Kanji? Terminé de escribir el Haikú, ¿quién putas te pone a hacer un haikú en universidad? Eso lo dejé en preparatoria.

Ya quería irme, rogaba por que el reloj marcara las tres de la tarde. Moría de hambre, pasaría por un wrap o dos. ¿Salsita habrá comido ya? Bueno no sé, le llevaré uno igual. Las tres de la tarde se dieron y salí corriendo ignorando a Calum quien me decía algo de su hermana. Igual la había cogido ya. ¿El secreto? Él no sabía. Ese día andaba tan ebrio que no recordaba ni mi nombre. Bueno, no era hora de pensar en esas cosas.

Me subí al auto y aproveché para cambiarme de ropa. Esta vez llevaba una camisa gris con puntos negros, una corbata y pantalón del mismo color. Ah y mis botines, eran mis favoritos. Manejé por el primer wrap&roll que se me cruzó. Pasé por el drive y pedí uno grande de pechuga de pollo con pesto para mí y otro de pechuga con alfalfa y crema, sin mayonesa. Obviamente. Si le llegara algún día con algo con mayonesa, probablemente me lo metería por el culo. Llegué a BuzzFeed, ¿qué mierda? Habían montones de autos, ¿qué estaban regalando? Eran audiciones no vendimias. Me estacioné en mi lugar y bajé con la bolsa de papel en la mano y me dirigí a la oficina de mi mamá, era extraño porque ese piso estaba tranquilo, como si nada pasara. En cambio el primero parecía mercado ambulante.

Entré a la oficina de mi madre.

"Llegué", avisé.

"Muy bien", caminó buscando algo en sus papeleras. "Bonita camisa, ¿te la compré yo?", preguntó.

"Uhm, no. Creo que...", me interrumpió.

"Bueno, no importa. Ahorita a las 3:30 tengo cita con la pedicurista y ya voy tarde. Miró la bolsa de papel. "Uh, ¿para mí?", tomó el wrap. "No debiste".

"En realidad era para...", volvió a hablar.

"Ella ya comió, no te molestes", lo desenrolló un poco y le dio una mordida. Suspiré, bueno. "Ten", me dio unas hojas. "Revísalas, corrígelas, haz estas llamadas...", me dio un post-it. "Junto con sus confirmaciones y cuando termines busca algo bueno que hacer", mordió de nuevo el wrap. "Mm, está buenísimo. ¿Tiene crema?".

"Sí".

"Bueno", se encogió de hombros. "Seguro necesiten ayuda en el piso de abajo".

"De acuerdo", asentí. Ella caminó y tomó su bolso.

"Nos vemos al rato cariño", besó mi mejilla y salió de la oficina.

Bueno, eso fue raro, y rápido. Subí al último piso y me asomé por la oficina de Salsita, no estaba. Seguro ayudaba abajo como ayer. Comencé leyendo los escritos mientras comía, tenía una que otra falta de ortografía y redacción. No es como si yo fuera el mejor escribiendo pero en la escuela tenía que leer mucho. Hice las llamadas de confirmación, hice un par de pendientes que me quedaron de ayer y vi la hora. Cinco de la tarde, quería ir con Salsita.

Apagué la computadora, ya quería mi oficina nueva. Pero hasta el viernes lo traerían. Pasé al baño para revisar no tener sucios los dientes y acomodé mi corbata. Me veía bastante bien, Bajé al segundo piso y vi a montones de gente. Ya era tarde como para haber tantas personas. Busqué con la mirada a Salsita y la puse ver con un chico de cabello largo. Entrecerré un poco mis ojos y lo reconocí. Él. ¡Era el de los volantes!

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora