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» down goes another one

El decirle a Salsita que puede regresar al trabajo, fue más difícil de lo que alguna vez haya imaginado. Me había prometido a mí mismo que cuidaría de ella, que no dejaría que nada malo le pasara, y tampoco arriesgarla a que vuelva a caer. Y definitivamente el hecho de que regrese a la oficina me ponía un poco nervioso, por la actividad tanto física como mental que desempeñaba. Después de estar tanto tiempo en «descanso», temía que se agotara tanto que llegué al punto de ponerse mal de nuevo.

Michael siempre decía que estaba exagerando, pero ¿cómo exagerar cuando se habla de la chica que amas?

Estacioné mi auto afuera de la empresa y me dirigí a la oficina de mi madre, para notificarle que regresaría Salsita para que ya corriera a la inútil de la saca copias. De verdad que no hacía nada. Salsita no es el tipo de persona que tiene problemas con la gente ajena a ella pero, la única razón por la que en verdad quiero que regrese, es para verla enojar por el desastre que ha hecho de su oficina y su trabajo.

Subí al penúltimo piso, donde sin tocar entré a la oficina de la jefa, quien hablaba por teléfono y solo me alzó su dedo índice, indicándome que esperara. Tomé asiento en uno de los sillones frente a su escritorio y unos minutos después colgó.

"¿Y bien?", preguntó esperando a que dijera algo.

"Pues, Salsita regresará", ella sonrió.

"Qué bueno".

"Sí, es hora de que se vaya la dientes de hojalata".

"Luke no seas grosero".

"Es en serio", reí fuerte. "No puedes decir que se ve terrible".

"Luke", mi madre hizo apenas y sonrisa y reí.

"¿Ves? Hasta a ti te da risa".

"Ya basta", negó. "Me alegra mucho que Zazil-Ha regrese".

"Igual", me encogí de hombros. "Aún temo por ella".

"Se ha visto una mejoría grandísima desde la vez que llegaron".

"Lo sé. ¿Se ha repuesto bien cierto?", sonreí.

"Ya tiene piernas", rió.

"Sí".

"Tal vez, ya estando aquí, quizá y... Puedas reconsiderar entrar a la escuela".

Fruncí el ceño.

"Mamá, ya hablamos de esto".

"Luke, apenas han pasado unas semanas, aún tienes tiempo de volverte a integrar".

"No me voy a arriesgar a que se vuelva a enfermar, ¿sí?".

"Pero no tienes que estar con ella las 24 horas del día. Me tienes a mí, tienes a tus amigos, tienes a la familia de su amiga, tienes a bastante gente que puede ayudarte con ella. No debes echarte toda la carga encima".

"Ella no es una carga para mí".

"Sabes que no intenté decir eso".

"Sé lo que intentas decir madre. No regresaré a la escuela".

"¿Y entonces qué? No te graduarás junto con tus compañeritos?".

Reí.

"Mamá es la universidad, no el kínder, el punto es graduarse, no con quién", negué. "Escucha, Zazil-Ha y yo tenemos planes, muchos de hecho. No me tomé el año para estar rascándome el ombligo".

"Yo sé que no".

"Entonces respeta mi decisión y deja de hablar del tema, ¿quieres?".

"Haz lo que tengas que hacer entonces", dijo finalmente y me puse de pie.