Prólogo

524 32 0
                                    

-¿Así que te vas? Vas a incumplir una última promesa.

La muchacha de pelo de fuego sollozó un momento, pero enseguida agitó la cabeza y dejó atrás las lágrimas. Se giró, abrazándose para protegerse del frío. Seguía llorando, pero sonreía. El hombre frente a ella se esforzaba por no hacerlo. Si sonreía, todo acabaría. Y no quería hacerlo.

-Me tengo que ir. Lo sabes.

-No puedes hacerlo. -se estaba rompiendo en pedazos. No quería reconocerlo, pero su corazón se partía. Se mordió el labio para no llorar. -No puedes dejarme solo... Por favor, no te vayas.

La chica rompió en llanto, lanzándose contra él. Se fundieron en un fuerte y apasionado abrazo. Ella se separó lentamente, rozando sus dedos hasta el último instante.

Después echó a correr como si alguien la persiguiera.

El rubio se quedó quieto, viéndola marchar. Ya no había razón alguna para retener las lágrimas. Dejó que cayeran, hasta que el frío de la noche le obligó a marcharse.

Ninguno sabía que, un poco más lejos, alguien observaba la escena en silencio.



Sentencia(dos).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora