No durmió mucho esa noche. Se leyó los cinco tomos del tirón, y se sorprendió con que le estaba enganchando. Lógico, por otra parte. Era la primera vez en dieciocho años que se distraía con algo. Se pasó la noche en vela, mirando el techo, intentando mantener la mente en blanco. Le era imposible. Los pensamientos se sucedían como un torbellino en su cabeza. Así pasó toda la noche. Cuando sonó el despertador por la mañana, tenía la sensación de ni siquiera haber cerrado los párpados.
-Sasuke. Vas a llegar tarde.
-Voy -gruñó, poniéndose la ropa con la mayor rapidez posible. Se guardó los mangas en la mochila -lo último que necesitaba es que Itachi los viera- y salió disparado a clase, cogiendo una tostada del salón y sin pararse a saludar siquiera.
-¿No tenías hoy una excursión?
-Ajá. Vamos al bosque, a dibujar plantas para un trabajo de botánica. ¿Por qué...?
-Ha habido un cambio de planes, Sasuke. Hidan nos ha dado órdenes. -el menor tragó saliva, viendo lo que se venía ahora. -Tienes que matar al chico.
Habría jurado que en el preciso instante que escuchó esas palabras, el remolino de su cabeza se intensificaba hasta que la cabeza le latió con rabia y todo su cuerpo se estremeció.
.
-Kiba, ¿has visto a Sasuke?
-No, ¿por qué?
-Me dijo que iríamos juntos a la excursión. Ya que tú no te despegas de...
-¡Hola, chicos! ¿De qué habláis? -Naruto se calló justo a tiempo, y saludó a Hinata. La chica parecía mucho más tranquila y alegre desde que había conocido a Kiba. Y él también parecía significativamente más feliz. Parecían realmente felices juntos. La chica saludó a su novio y le dio un beso en la mejilla. A Kiba se le iluminaron los ojos.
Naruto sintió una especie de comezón en el estómago. Celos. No de Kiba e Hinata en particular. Se preguntó cómo sería estar enamorado, que te sintieras tan feliz solo con ver a la otra persona.
-De nada importante, Hinata. Naruto estaba buscando a Sasuke.
-¿Sasuke? Oh... Creo que lo he visto en el césped.
-¿En el césped? ¡Salimos en cinco minutos! Agh -gruñó. -Gracias, Hinata.
¿Qué le pasaba a ese capullo? Se echó la mochila al hombro y corrió hasta el único fragmento de césped de todo el instituto. Allí estaba Sasuke, tendido boca arriba, mirando el cielo, distraído.
-¿Qué haces aquí? ¡Tenemos que irnos!
El moreno ladeó la cabeza hacia él, pero ni siquiera parecía estar escuchándole. Entornó los ojos, mirándole fijamente, pero como si estuviera viendo algo más allá, muy lejos de él.
-Oh. Naruto. Eres tú. -se incorporó despacio, sacudiéndose la hierba de los pantalones. Como siempre, iba con ropa oscura -una sudadera marrón y unos pantalones negros, y como siempre una bufanda negra anudada a su cuello-, pero tenía pinta de no haber dormido nada.
-¿Soy yo? ¡Tenemos que irnos, es tarde!
Le miró un largo rato, como si no reconociera la persona que tenía delante. Parpadeó un par de veces.
-Muy bien. Vamos.
Naruto arqueó una ceja, pero acabó soltando un gruñido y echando a andar en dirección al resto del grupo. Iruka estaba pasando lista, y llegaron por los pelos a que los apuntara en la lista.
-Me alegra que ayudes al chico nuevo, Naruto.
-Claaaaaro. No nos pusiste ese trabajo a propósito, ¿no?
Iruka sonrió maliciosamente.
-Os puse ese trabajo porque erais los únicos que no lo habíais hecho. Fue mera casualidad... Y agradece que no tuvieras que hacerlo solo.
-Ya, claro.
Sasuke estaba un poco alejado del grupo, con el cuaderno de dibujo en la mano y un lápiz en la otra. Se sentía incapaz de pensar. Era como intentar ver a través de una cortina de agua. Borroso, confuso. Así era cada pensamiento que salía de su cabeza.
Naruto lo sacó de su ensimismamiento, agarrándolo de la muñeca y tirando de él hacia el autobús. No dijo ni una palabra en el viaje. El rubio lo miraba con expresión ceñuda, pero se dedicó a mirar por la ventana, dejando que sus preocupaciones se sucedieran tan rápido como lo hacía el paisaje. Pero sabía que no era tan fácil. Nunca era tan fácil.
-Despierta. No pienso hacer el trabajo solo. Dibujar no es mi punto fuerte.
-No estoy dormido -gruñó él.
-Quién lo diría, bello durmiente. Venga, vamos.
-¿Bello durmiente? -repitió él, levemente sonrojado, siguiéndolo fuera del bus. Naruto enarcó una ceja.
-¿Qué pasa, es que nunca has oído hablar del cuento de la Bella Durmiente? -Sasuke negó con la cabeza, mirándole con los ojos muy abiertos. -No puedo creerme lo que oigo... ¿El Rey León? ¿Pocahontas? ¿Mulán? ¿La Bella y la Bestia? ¿¡Bambi?! -cada vez que Sasuke negaba con la cabeza, Naruto sentía que su alma de niño se revelaba con rabia, ondeando la bandera de guerra. -¡No puedo creérmelo! ¿No has visto ninguna peli de Disney? ¿No tienes infancia o qué?
Ese comentario pareció molestar verdaderamente a Sasuke, porque soltó un gruñido molesto y siguió al resto del grupo sin dirigirle palabra alguna. Naruto se mordió el labio. ¿Había dicho algo malo?
Por supuesto que no tenía infancia. No tenía infancia más allá de muerte, tortura, secuestro, extorsión. Él era un mero soldado. Como su hermano.
Apretó los puños.
Y así tenía que seguir siendo.
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Sentencia(dos).
FanfictionTodos tenemos secretos. Pueden parecer inofensivos... pero, ¿y si no lo son? ¿Qué pasa cuando alguno de esos secretos te estalla en la cara? ¿Y qué puedes hacer si esos secretos ni siquiera son tuyos? ¿En qué puedes confiar cuando todo lo demás fall...