Capítulo 19

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Ya está. Estaba muerto. Era la única explicación plausible para ese dolor tan extraño que parecía devorarle hasta arrancarle un grito, pero nunca ninguno que saliera de su garganta, para luego atenuarse y volver a empezar.

"Ojalá estuviese muerto" pensó en un gemido, haciéndose un ovillo. Era el único modo en el que podía defenderse... O dar la sensación de ello.

Itachi se había ido hacía un rato. Las ataduras le mordían las muñecas, haciéndole sangre. No era nada comparado con la sangre que empapaba el suelo de la habitación.

Itachi se había divertido reabriendo a cuchilladas la herida que le había hecho días atrás. Había pasado luego al resto del cuerpo, con cortes superficiales pero lo suficientemente profundos para arrancarle gritos de dolor.

Y ahora estaba allí. Solo, tirado en el suelo, temblando de dolor y de frío.

Estaba aterrado. Aterrado, confuso, cabreado. Cabreado consigo mismo por no haberse visto venir nada de eso. Por haber sido tan estúpido como para haber confiado en Sasuke. Sí, tenía miedo. Tenía un miedo horrible, no sólo de morir, sino de lo que podían hacerle. Pero aquello sólo era una pequeña parte de los sentimientos que se arremolinaban contra su pecho, amenazando con estallar. Rabia. Eso estaba por encima de todo, y de todos.

-Te odio -gimió. Se mordió el labio, pero aquel dolor era tan nimio comparado con el resto de sus heridas que ni siquiera lo sintió, incluso cuando empezó a sangrar. No quería llorar. Joder, no quería llorar.

Se dio un cabezazo contra el suelo. El segundo fue más suave. Aun así, seguía llorando.

-Te odio... -gimió una vez más, antes de desvanecerse en el vacío.

.

-Nunca he llevado ese nombre -se defendió Kushina, altiva. Rin soltó un bufido y Kakashi la fulminó con la mirada.

-¡Estamos buscando a SU hijo! ¿¡Es que no le importa en absoluto?!

-No es cuestión de lo que a mí me importe, o lo que yo quiera -replicó ella, totalmente en calma. -Se trata del bienestar de Naruto. Y ahora mismo estoy velando por él.

-Kushina.

Se giraron para mirar al hombre que había entrado. Kakashi sintió un escalofrío, y Rin dio un paso atrás, incómoda.

Aquel hombre tenía la piel pálida, casi de un blanco inmaculado, los ojos rasgados enmarcados por una línea violeta y el pelo negro en una larga melena que le caía por la espalda. Les miró un momento y después sonrió. Su sonrisa era tan espeluznante como el resto de su persona.

Kushina se puso en pie, mirándole fijamente. Por un momento pareció que iban a lanzarse el uno sobre el otro... Pero el hombre le tendió la mano y Kushina le devolvió el apretón. Todo en su gesto fue forzado.

-Kushina, Kabuto me lo ha contado. Siento lo de Naruto... estoy aquí para ayudarte.

Miró de reojo a Kakashi y a Rin. Parecía escrutarles con esa mirada, y no necesitar nada más para juzgarlos. De hecho, no lo necesitaba.

-Puedes confiar en ellos, Kushina. Necesitaremos ayuda de la policía local. Nos vendría bien tener infiltrados.

-¿Infiltrados? -Rin arqueó una ceja, pero Kakashi se limitó a fruncir el ceño. Ese hombre le ponía los pelos de punta.

-No puedes hablar en serio. ¿Después de todo lo que hemos hecho para mantenerlo en secreto?

-Itachi os encontró de todos modos, ¿me equivoco?

Kushina fue a replicar, pero pareció pensárselo mejor. Rin observó en silencio que ahora sí parecía más una madre destrozada.

-Hatake, Nohara. -ambos se cuadraron. Incluso con aquel aspecto, estaba claro que era de un rango mucho mayor que el suyo. Y por el cauce que tomaba la conversación, Kakashi ya suponía que era de la secreta. Y eso debía significar... -Vamos a un despacho.

Todos se encaminaron hacia el despacho de Kakashi. Era pequeño, pero lo suficientemente grande –y ausente de cámaras- como para poder hablar con tranquilidad.

El hombre se sentó en el reposabrazos del pequeño sofá, sonriendo. Siniestro.

-Bien, presentémonos, ¿no? Yo me llamo Orochimaru. -por la falta de apellidos, todos supieron enseguida que ese no era su nombre real. Ninguno dijo nada, a pesar de ello. -Esta de aquí es Uzumaki Kushina, aunque como Hatake y Nohara tan brillantemente han deducido, esta mujer estuvo a punto de casarse con el hijo de uno de nuestros mayores objetivos de todos los tiempos: Namikaze Minato, hijo de Namikaze Ryu. Y ahora su hijo está en un serio apuro por ello. -soltó una risita viperina. -Y estos de aquí son dos policías corrientuchos que no saben dónde se están metiendo: Hatake Kakashi y Nohara Rin.

»Y ahora que todos nos hemos presentado -su expresión se tornó totalmente seria- vamos al grano. Kushina, no sé qué querrán esos tíos de tu hijo, pero no va a ser nada bueno.

-Eso podía deducirlo yo solita -gruñó ella, aunque se notaba que intentaba no romperse del todo.

-Ya, pero lo que no podías deducir tan fácilmente era que... Bueno, he estado investigando en el avión. -Orochimaru se recostó en el sofá, sacando una PDA de su bolsillo. Empezó a teclear algo rápidamente, para luego mostrarle una imagen a Kakashi.

-¿Esta es la imagen del hombre que te describió Naruto, Hatake?

Kakashi la miró un momento y luego asintió.

-Itachi. Pero...

-Efectivamente. Este es Uchiha Itachi. -le cortó el otro, agitando una mano. -Lentillas y maquillaje, no hace falta nada más.

El policía había dejado de escucharle.

-¿Uchiha...? -Kakashi ahogó una exclamación. Kushina miró la imagen que Orochimaru le mostraba y se llevó una mano a la boca, conteniendo un sollozo.

-Y éste -continuó Orochimaru- es su hermano. Uchiha Sasuke.

Sentencia(dos).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora