Capítulo 15

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Parpadeó un momento. La cabeza le latía con rabia. No podía sentir la pierna. Le entró pánico e intentó revolverse. No veía nada más que manos y brazos intentando sujetarlo, no podía oír nada. Estaba en una burbuja con el dolor estallándole en la pierna, y a la vez, sin sentir nada realmente.

-¡Sasuke, tranquilo! -su voz le llegó como un golpe, por encima de todo lo demás. Una voz que ya reconocería entre un millón, y lo calmó al instante, como un bálsamo. Cuando por fin abrió los ojos -¿los había tenido cerrados todo el tiempo?- se encontró con aquel idiota sonriéndole conciliadoramente. Sonriéndole. A él.

-Tranquilo. Tranquilo... -susurró una vez más, como para asegurarse que lo escuchaba. No lo hacía, pero parecía que sí. Respiraba trabajosamente, clavando sus ojos azabache en los del rubio, azules. -¿Puedo soltarte, o me vas a meter otro puñetazo?

Estaba sobre él, sujetándole los brazos a ambos lados del cuerpo. Tenía una mejilla enrojecida.

Consiguió balbucear algo ininteligible, que Naruto interpretó como un sí, y lo dejó libre con una risita.

-Nos has dado un buen susto, ¿sabes?

Sasuke lo miró como si no lo conociera.

-¿''Nos"?

-Claro. Iruka-sensei, Kiba, Hinata, Sakura... Todos estaban preocupados.

Sasuke lo miró un momento en silencio. Agachó la cabeza, como si no pudiera seguir mirándolo. Como si su luz fuera demasiado brillante.

-¿Qué ha...? -no tenía por qué preguntar. Recordaba el ataque con espantosa claridad. Pero Naruto lo entendió.

-Conseguí llevarnos cerca del bus, pero no lo suficientemente cerca. Te vendé la pierna como pude, me desmayé... Y poco después nos encontraron.

-Te... ¿desmayaste? ¿Estás bien?

Naruto asintió vigorosamente.

-Solo recuérdame que no intente ser médico.

Sasuke soltó una risita.

-Hecho.

-Oye, me tengo que ir, he quedado con mi madre y tengo que sacar a Kyuu, pero volveré mañana para ver cómo vas.

-No tienes que...

-Calla -dijo él, tirándole un montón de libros sobre la cama. Al menos diez tomos de Zatch Bell.

-Luego te veo -insistió, despidiéndose con la mano. Sasuke consiguió mover la cabeza para despedirse. -¡Por cierto, me debes una bufanda nueva! -gritó por el pasillo. Sasuke se esforzó por no sonreír.

Cuando estuvo solo, se quedó mirando los mangas sobre la cama. No había problema con eso, porque estaba seguro de que Itachi no iría a visitarlo.

Itachi. Sonrió, rozando uno de los libros.

¿Qué pensaría Itachi si supiera que había salvado a ese idiota?

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