Capitulo 49

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Capítulo 49

+POV HIPO+

Oscuridad. Silencio. Vacío. Era todo, lo que podía sentir. Estaba sumergido en una profunda oscuridad, en un silencio sepulcral, estaba solo, no había nadie más, que yo. No podía sentir mis pies, ni mis manos, no sentía mi cuerpo, ni el palpitar de mi corazón. Un sentimiento de culpabilidad, ira y nostalgia invadió mi ser, no podía volver a sentir el viento en mí al volar con chimuelo. No volvería a escuchar las palabras de mi padre, ni emprender una nueva aventura junto a mis amigos. Nada de eso se comparaba, con el sentimiento que llego a estremecerme, al recordarla a ella, sonriente y alegre esperándome con los brazos abiertos, no volvería a besar, ni poder perderme en su profunda mirada. No volvería a estar con Astrid. Palabras surcaron en segundos, rompiendo el profundo silencio que había. Escuche las palabras de Astrid, rogándome que me quedara a su lado, diciendo lo mucho que me amaba, lo mucho que me necesitaba. Me estremecí al escuchar la hermosa canción que canto, nunca la había escuchado cantar, pero es como si escuchara a un hermoso ángel, acunándome en mi sueño eterno. Trate de despertar, quería verla nuevamente, quería estar con ella y besarla como si el mañana no existiera, pero por más que me esforcé, que luche, que lo intente, no pude hacerlo. Podía percibir diferentes sensaciones a mí alrededor, pero a la misma vez no podía sentir nada. Estaba en el umbral, entre la vida y la muerte. Las voces comenzaron a multiplicarse y posteriormente se convirtieron en sollozos y llanto. Cientos de personas se escuchaban hablar al mismo tiempo, y no podía distinguir la voz de nadie. Una pequeña luz apareció en la inmensa oscuridad, me estremecí violentamente eh hice lo posible por alcanzarla. Ah medida que pasaban los minutos, la brillante luz se hacía más grande, hasta el punto en que pudo alcanzarme y envolverme completamente. La luz cálida me envolvía y bailaba a mí alrededor, luego vi cómo se introducía en mi interior y empecé a sentir nuevamente mi cuerpo, estaba volviendo a la vida. Sentí el frio suelo en el que estaba recostado, las voces que hablaban, lloraban y sollozaban palabras hacia mí. Un fuerte dolor invadió mi cuerpo, aún estaba herido, pero a pesar de eso agradecía seguir con vida. Me estremecí débilmente y abrí mis ojos poco a poco. La luz del sol se coló por entre mis pestañas, lo que hacía que me costara acostumbrarme nuevamente a la luz. Al abrir completamente los ojos, pude verla recostada algunos metros a mi lado, con su hermoso cabello dorado regado por el suelo y escondiendo su bello rostro.

+NARRACIÓN NORMAL+

Hipo yacía recostado sobre el suelo. Las valkirias habían regresado a la normalidad, al igual que los dioses y los dragones. Todos se encontraban alrededor de Hipo, observando atentamente al castaño con ojos llorosos. Al ver que el castaño abría sus ojos, sus rostros de preocupación se iluminaron cambiando inmediatamente a uno de alegría y gozó. El castaño fue socorrido inmediatamente por Lena, ayudándolo a incorporarse y logrando que se sentara sobre el frio piso de mármol pulido de la habitación. La pelirroja lucia completamente diferente, sus alas habían regresado ahora más grandes y blancas como la leche, su vestido blanco y una armadura completamente de oro la vestían. Tenía una diadema parecida a la de Astrid, solo que esta tenía un rubí en el centro y estaba detallada finamente con gravados tribales. Su cabello que antes llegaba no más debajo de sus hombros, ahora era tan largo hasta su espalda baja, completamente rojizo y brillando con los rayos del sol.

-Cuanto me alegra verte! –Exclamo Lena alegremente abrazando al castaño. El chico entre abrió la boca, pero ni una sola palabra surgió de sus labios. Busco con la mirada al lugar en el que Astrid yacía acostada, está ahora había cambiado su vestido celeste por uno blanco parecido al de Lena con una armadura dorada, sus alas habían regresado más hermosas que antes y una diadema dorada con un zafiro adornaba su cabello.

-Astrid... -Dijo el castaño en voz baja. Lena le escucho y le dedico una mirada preocupada.

-Gracias a ella, aún estas con vida, Hipo. –Contesto Lena dedicándole una sonrisa. El rostro de Hipo cambio a una expresión de asombro y incredulidad, mirando a Astrid atentamente con preocupación. Lena le hizo un gesto con la mirada, diciéndole que observara su costado en donde había sido herido, donde estaba vendado con una gaza, y tenía una pequeña mancha de sangre. Al quitarse el largo pedazo de tela manchado, logro ver que su herida era casi nula, una ligera cortada que seguramente dejaría una mínima cicatriz que terminaría de borrarse con el tiempo.

Un sueño InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora