Un sueño Inalcanzable

Capitulo 31

Capítulo 31

Hipo y Lena se encontraron frente al portal, y sin pensar ni meditar, se adentraron en él, donde inmediatamente se produjo un fuerte resplandor y ambos desaparecieron. Al atravesar el portal, un fuerte resplandor blanquecino los invadió, y los llevo al comienzo del puente de arcoíris, el Bilfröst.

-Ese sí que fue un viaje muy rápido. –Dijo Hipo empezando a caminar.

-Sí, y muy movido... -Continuo Lena mareada y colocando su mano sobre sus boca, tratando de no vomitar. Palideció notablemente y adquirió un tono verdoso, estaba por desfallecer.

-Lena, estas bien? –Pregunto el castaño acercándose con cuidado a su amiga y ayudándola a reincorporarse.

-Si...sí, creo que sí. –Contesto la pelirroja levantándose con cuidado con ayuda de Hipo. –Es soló que nunca había viajado en un portal, y no volveré a hacerlo nunca. Hipo rio por lo bajo y comenzó a caminar. –Continuemos Lena –Dijo, con una sonrisa burlona.

-No es gracioso Hipo! –Se defendió Lena tratando de alcanzar a Hipo. Ambos caminaron por unos minutos, en silencio.

-No creí que este puente fuera tan largo. –Dijo Lena acostándose sobre el suelo colorido y brillante del puente Bilfröst.

-Seguramente estamos cerca, no debemos ren...Lena levántate! –Excamo el castaño al contemplar su acompañante sobre el suelo con la mirada desorbitada.

-Estoy cansada. –Dijo al cabo de unos segundos de silencio. Hipo se acercó a ella y saco una botella de su volso.

-Bebe –Le dijo –Es agua, te hará sentir mejor.

Lena tomo la botella gustosa y tomo una gran cantidad. En poco tiempo sintió sus energías llegar a ella nuevamente, se levantó de un salto y entregándole la botella al castaño dijo –Gracias.

-No es nada –Dijo Hipo con una sonrisa –Hay que continuar.

Ambos continuaron caminando, pero al cabo de unos pocos metros pudieron divisar la gran entrada de Asgard: Una gran puerta de oro, con diamantes incrustados y pulida con el más fino cuidado.

-Allá esta!, vamos!! –Exclamo Lena empezando a correr hacia la puerta.

-Esta niña... -Dijo Hipo sonriendo con nostalgia. No podía olvidar la alegría y entusiasmo de Astrid, tan dulce, tan hermosa, tan ella. Corrió rápidamente, pero su pierna de metal le dificultaba un poco en ir más rápido. Se encontró con Lena junto a la gran puerta de tan fina calidad y hermosura, y posando una de sus manos sobre el hombro de la pelirroja, pregunto:

-Qué hay de su guardia, Haimdal? No debería estar aquí vigilando? –Dijo con curiosidad.

-Tienes razón, tal vez está adentro... -Dijo Lena abriendo las grandes puertas del reino, pero al contemplar el escenario que se encontraba tras la puerta, no pudo evitar llevar sus manos a su boca y ahogando un grito de horror.

-Qué sucede Lena? –Pregunto Hipo que se encontraba detrás de la puerta. Al observar el otro lado es la gran estructura de oro, pudo dar razón al gran grito de su acompañante. El reino estaba completamente destruido, gris, sin color. No había nadie por ningún lugar, fuego cubría parte de las estructuras que se encontraban en pie, y pudieron observar a los caballos de las diosas y dioses sobre el suelo, sobre un gran charco color carmesí.

-MALDITO LOKI!! –Exclamo la pelirroja dándose la vuelta y cayendo de rodillas mientras gruesas lagrimas salían de sus ojos. Al abrir la puerta, uno de sus caballos preferidos, yacía muerto sobre su propia sangre, sus ojos ahora teñidos con la oscuridad de la noche y su blanca piel cubierta del color rojo carmesí, hicieron que Lena rompiera en llanto.