Desperté con Mark a mi lado y unas latas de cerveza, me tome la cara con mis manos y sentí un fuerte dolor de cabeza, miré el reloj y marcaba el medio día. Vi mi teléfono y tenía llamadas de mis madres, Chris, Emma, Marcus y Cameron, Sam solo me mandaba un mensaje diciéndome que contaba con ella y apenas pudiera volver a Londres lo haría, considerando que estaba en una exposición de Liverpool me alegraba tener a alguien como ella de amiga.
- Es hora de irse. - Murmuré en el oído de Mark antes de darle una bofetada.
- Un día me mataras. - El chico de ojos azules se tapó la cara con una de las almohadas.
- Vete. Toma un poco de dinero si quieres, apestas a alcohol.
- Sé que quieres estar sola en tu maldita resaca. - Mark tomó su chaqueta ordenando su cabello en el espejo de mi habitación. - Llámame si te quieres suicidar, princesita. - Besó mi frente antes de arroparme. - Y la que tiene olor a alcohol eres tú. - Mi teléfono sonó y él observó la pantalla. - Está preocupada, deberías contestar.
- ¿Le has contado?
- No. - Negó rápidamente. - Pero estaba por entrar a mi clase con ella cuando llamaste, creo que le gustas.
- No. - Negué. - Solo somos amigas, además solo me "admira" como escritora.
- Si pero recuérdalo, estarán juntas para estas navidades.
- Eso es en dos meses. - Lo miré confundida y él se encogió de hombros.
- Tú solo habla con ella. - Tomó sus cosas antes de salir de mi habitación.
- ¿Hola?
- Por fin contesta, súper ninja estaba preocupada por ti.
- Estoy bien, tranquila.
- Haré como si te creyese. - Yo reí levemente. - No, en serio. ¿Qué ha pasado?
- ¿Estas en clases?
- No, hoy solo tuve dos clases.
- ¿Quieres desayunar en mi departamento?
- Almuerzo. - Corrigió.
- Eso.
- Claro, tengo tiempo. - Sonreí levemente.
- Te mando la dirección en un mensaje. - Ella solo emitió un sonido de su garganta. - Eres vegetariana o algo.
- Nop.
- Genial, te veo luego.
- Te veo luego Violetita.
- No bromees. - Ella rio fuertemente antes de colgar y rodee mis ojos
Tomé un cambio de ropa antes de meterme al baño para arreglar un poco mi apariencia, aún seguía con mis ojos hinchados por la resaca y las lágrimas, decidí ponerme unos lentes de sol mientras cocina unas pastas. Cuando ponía la mesa tocaron la puerta y corrí a abrirla, sonreí cuando vi a Cameron con unas bolsas en sus manos.
- Me gusta comer y ver películas.
- Y a mí. - Le sonreí. - Hice pasta.
- Me encanta. - Ella avanzo por mi casa hasta llegar a la mesa que tenía en la cocina. - ¿Y qué ha pasado?
- Nada importante. - Intenté sonreír.
- Por la falta de un anillo en tu mano pienso que si es importante. - Yo la miré un momento antes de ponerle un plato frente a ella.
- Solo me divorciaré. - Me encogí de hombros.
- Sólo eso necesitaba escuchar. - Ella me imitó. Mi teléfono empezó a sonar y yo suspire, era Marcus. - Adelante.
- No, luego hablo con él. - Empezamos a comer en silencio.
- ¿Por qué no vamos al centro? - Yo la miré confundida. - Lo que menos vas a querer es estar en tu casa, yo sé de corazones rotos. Vamos al centro de la ciudad y despejamos esa retorcida mente que tienes.
- ¿Retorcida? - Ella asintió y yo rodee los ojos. - Bien, acepto.
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Violet
RomanceViolet Hayes, una joven estudiante de psicología como una vez fue su madre y una gran artista como lo era su hermano. No era como sus compañeras de clase o incluso su novia, ella era bastante diferente a su entorno, o eso creía. A veces una persona...