Miré entretenida los discos en la tienda en la que me obligó a entrar Cameron, la verdad valía la pena. Era una tienda de segunda mano pero tenía cosas asombrosas. Cuando levante la vista, Cameron se volteó y no pude evitar reír al verla con un mostacho postizo, una lupa, una pipa y un sombrero de copa.
- Elemental mi querido Watson. – Sentí unas lágrimas formarse en mis ojos mientras reía. – Hey, tranquila.
- Eres graciosa. – Confesé.
- Lo sé, una vez en la primaria gané el lugar de Miss Infantil. – Ella se ruborizó levemente. – Eso definitivamente fue vergonzoso, cuando mis padres se enteraron no pararon con sus bromas por dos semanas. – Ella se quitó las cosas dejándolo a un lado. - ¿Qué buscas?
- No lo sé. – Volví mi mirada hacia los discos. – Creo que cuando lo vea, lo sabré. – Sonreí buscando algo interesante.
- Hey, mira. – Me detuvo en un disco con unas ondas. – Es de los Arctic Monkeys.
-¿Quiénes? – Ella me miró horrorizada.
- ¿Vives en Inglaterra y no sabes quiénes son?, ¿Te gusta el Indie y no sabes quiénes son?
- Era una broma. – Ella suspiró aliviada. - ¿Qué tiene?
- Me gusta este disco.
- Cómpralo. – Me encogí de hombros.
- No tengo dinero. – Ella volvió a suspirar.
- Pues yo te lo compro.
- Oh eso sí que no, alto ahí chica. – Me detuvo cuando lo tome, yo la miré con indiferencia. – Puedo aceptar que eres rica y todo pero no te dejaré que pagues nada por mí. No lo necesito.
- ¿Compraste mi libro? – Ella asintió. – Pues vale casi lo mismo que una copia, considéralo un reembolso.
- No. – Ella negó.
- Es solo un disco. – Gruñí. – No me hace falta este dinero.
- No me hace falta ese disco, lo tengo en mi celular.
- Es distinto. – Fruncí el ceño.
- No lo es, mi prima lo tiene y suena igual. – Ella me quito el disco y yo gruñí cuando lo devolvió a la pila. - ¿Has pensado en decorar tu apartamento?
- ¿Por qué lo dices?
- Siento que te hace falta eso, digo es todo tan común como si no hubieses movido nada después de comprarlo.
- Es que no lo he hecho, nunca me doy el tiempo para esas cosas y a Mark le molesta, eso me hace querer cambiar menos las cosas. – Ella rio.
- Toda una mente maligna. – Se burló mientras buscaba algo en una caja, en segundos saco unas luces de navidad blancas. - ¿Qué tal?
- ¿No es algo al estilo Tumblr?
- ¿No sería magnífico?
- Lo sería. – Admití. - ¿Es eso una cabina de fotos? – Ella asintió.
- Si, al encargado se le ocurrió hace un tiempo, según lo que me ha dicho le ha ido bien con la recaudación de dineros.
- Vamos. – Esta vez la arrastre hasta la cabina y la verdad se veía más grande del exterior. – Siempre quise hacer esto, una vez mis madres me dijeron que en Japón entraron a una que tenía detalles muy monos.
- Siento decirte que esta no es una de esas, pero es algo parecido. – Introduje el dinero que pedía por las dos copias. – Espera. – Yo la miré y ella se acomodó el cabello.
- Hey, te ves bien. – Ella me sonrió y me indico que estaba lista.
Eran fotos verdaderamente graciosas, ella era muy boba y eso me gustaba, sobretodo la última foto donde ella besaba mi mejilla y yo cerré mis ojos. Al salir, mi cara estaba algo roja y tenía una sonrisa la cual se borró al ver quien estaba afuera.
- Violet.
- Marcus. – Murmuré.
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Violet
Storie d'amoreViolet Hayes, una joven estudiante de psicología como una vez fue su madre y una gran artista como lo era su hermano. No era como sus compañeras de clase o incluso su novia, ella era bastante diferente a su entorno, o eso creía. A veces una persona...