Victoria sirvió café en dos tazas y las colocó frente a don Gabriel y su abuela, ambos sentados en la mesa de la cocina del departamento de Victoria, con Cameron de frente quien devoraba una tableta de coco que recientemente había probado y no podía dejar de comer.
—De eso ya —pidió Victoria quitándole el resto del manjar de las manos—. Queremos ser serios, Cameron, ya fue suficiente.
—¿Hay más para después? —preguntó él haciendo un puchero.
—Sí, pero no habrá si te las comes todas —ella lo reprendió y volvió a mirar a su abuela y a don Gabriel quienes parecían impacientes ya, se aclaró la garganta y juntó las manos sobre la mesa poniendo una de sus mejores sonrisas—. Queríamos hablar con ustedes acerca de algo verdaderamente serio...
—Estoy asustada —murmuró Virginia negando con la cabeza.
—¿Qué hicieron? —preguntó don Gabriel muy serio.
—Si esto me pasa otra vez, voy a tener que cuestionarme mi manera de criar... ¡Pero si yo les mostraba un video educativo y los hacía leer un libro! No entiendo que está mal, de verdad no lo entiendo ¿Cómo le voy a decir yo esto a tu mamá, Victoria? —su abuela obviamente había empezado a imaginarse cosas que no eran, así que Victoria la tranquilizó poniendo su mano sobre la de ella.
—No estoy embarazada, abuela, no te preocupes —Victoria sonrió—. Yo sí entendí el video.
—¡Gracias a Dios! —Virginia se puso una mano sobre la frente—. Rezar funcionó.
—Si no estás embarazada, entonces... ¿Qué pasa? —interrogó don Gabriel suavizando su expresión.
—Bueno... —Victoria se cruzó de brazos— Cameron me propuso matrimonio y le dije que sí.
El silencio se hizo en la habitación cortando con toda la comodidad que ahí había, Virginia los miró como si fueran algo maravilloso, una aparición de la virgen más bien, Gabriel por su parte estaba más blanco que de costumbre, parecía que se había quedado sin sangre en el rostro por alguna razón. Victoria buscó la mano de Cameron, él la sujetó fuerte, tenían que mostrar que era un asunto sumamente serie.
—No hablan en serio... —Gabriel soltó una risa de repente, como si fuese ridículo.
—No, es en serio, papá —Cameron lo cortó—. Nos vamos a casar.
Virginia de repente comenzó a llorar, Victoria abrió los ojos ampliamente.
—Abuela... ¿Qué pasa? —interrogó Victoria ladeando la cabeza.
—¡Es que eres la primera mujer de la familia que se va a casar! —ella negó con la cabeza, limpiando sus lágrimas—. Eres la primera en un muy largo tiempo a quien le han propuesto matrimonio, esto tiene que ser un milagro.
—¿Estás permitiendo esto? —Gabriel la miró frunciendo el ceño—. Es decir... ¿Es sumamente serio?
—Sumamente serio —dijo Cameron.
—No hay nada que permitir, es nuestra decisión... solo queríamos saber si contamos con su apoyo —habló Victoria.
—Ok, bien... —Gabriel se acomodó en la silla, parecía listo para argumentar— ¿Y cuándo planean casarse? Si podemos saberlo.
—En un año, cuando Cameron vuelva a Venezuela —contestó Victoria—. Creo que el estar separados pondrá a prueba lo que sentimos por el otro, así que... si podemos superar eso, podremos superar cualquier cosa —ella miraba fijamente su mano junto a la de Cameron sobre la mesa—. Nosotros estamos completamente consciente de lo que conlleva un matrimonio, todo el compromiso y la responsabilidad que tenemos que asumir, hemos pensado en todo... desde donde vamos a vivir hasta que haremos para ganarnos la vida, hemos planeado nuestra vida juntos porque no queremos vivirla de otra forma.
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Solo para bilingües
MizahVictoria Sandoval no sabe ni cinco de inglés. Cameron Lawrence no sabe hablar español maravillosamente. La primera vez que Victoria y Cameron hablan el traductor Google los hace parecer Tarzán en frente del otro, pero eso no impide que ambos desa...