27. Jamás

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Cameron apretó los puños y sus ojos ardieron de furia al darse cuenta de que Victoria estaba evitándolo por completo; no contestaba sus mensajes, ni sus llamadas de Skype, ni otra cosa que le enviase.

Pero no estaba enojado con Victoria, de cierta manera entendía que no quisiera hablarle después de lo ocurrido. Estaba más bien enojado consigo mismo, por ser un idiota, por no haber detenido a Hope cuando lo besó.

Si Cameron hubiese querido besar a alguien que no fuese Victoria en aquella fiesta definitivamente no hubiese sido Hope. Pero estaba devastado, pensando en que podía curar su sed de Victoria con alcohol. Pensó que no sería un problema pero entonces se dio la vuelta y los labios de Hope estaban sobre los suyos.

No sabía que era ella.

Su mente decía; Victoria, Victoria, Victoria...

Por eso sus labios cedieron pero en cuanto él no encontró el característico entusiasmo en sus besos supo que aquella no era Victoria. Incluso se dio cuenta de que nadie nunca iba a ser Victoria. Nadie nunca se movería o actuaría como ella, jamás nadie le daría el mismo calor o lo miraría igual... y él sentía necesitar todas esas cosas con locura.

Estaba tan desesperado porque todo volviese a ser como antes que incluso habló con su padre y con su primo para que hablasen con Victoria y así conseguir que no lo ignorase. Pero ellos también fueron ignorados a toda costa por la chica.

Cameron jamás se iba a perdonar haberla lastimado, sentía que le había fallado a más de una persona por ello. Siempre se dijo a sí mismo que nunca haría infeliz a una mujer que amaba y eso era justo lo que había hecho.

Hope entró en su casa sin permiso ese día, saludó a su madre y pasó directamente a la cocina, al verlo se acercó sentándose en la barra con una gran sonrisa, esperando seguramente que él la notara pero Cameron tenía la mirada perdida en la ventana.

—Espero que estés feliz —dijo Cameron cuando Hope estaba a punto de darse por vencida em sus intentos por hablar con él—, Victoria no quiere hablarme.

—De hecho, estoy bastante feliz al respecto —Hope esbozó una sonrisa inmensa—. Te dije que no te casarías, Cameron.

—Sí, eso dijiste —Cameron se acercó a ella de brazos cruzados, su mirada era tan dura sobre ella que la vio encogerse de pronto.

Eso no la detuvo de alargar una mano para pasarla sobre su pecho levemente.

—Ahora ¿Qué te parece si tú y yo celebramos? —ella trató de ser sexy pero él retiró su mano con cuidado y la dejó sobre la mesa como si le tuviera asco.

—¿Sabes que es lo triste? Y no lo digo por mí, estoy hablando por ti... —dijo él— tú me quieres ¿No?

—Siempre te he querido —admitió Hope.

—Eso es lo triste Hope... que incluso ahora, cuando ella está enojada conmigo, si nos acostásemos el único nombre que va a salir de mis labios es el de Victoria y solo la voy a ver a ella, solo la amaré a ella... siempre y si yo estuviera lo suficientemente desquiciado como para darte una oportunidad... jamás, escuchame bien, jamás me serías suficiente... jamás serás Victoria y yo jamás te voy a querer.

Cameron lo logró.

Logró que aquellas palabras fueran lo suficientemente fuertes y crueles para que Hope saliera de ahí corriendo con lágrimas en los ojos. Lo que ella hiciera después de ello, ni siquiera le importaba, no quería sentirse culpable cuando ella prácticamente había arruinado su futuro matrimonio. No iba a decir que él no tenía parte de la culpa pero lo arreglaría... y el primer paso era ver a Victoria.

Tenía que verla, pero no a través de una pantalla... en persona.

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N/A: JUJUJU que divertido es esto.

Bue, regalo por lo de anoche.

Soy como un novio que vive metiendo la pata, siempre dándoles regalos de perdón.

En fin, estoy de buen humor y lo bueno de escribir desde el celular es que puedo hacerlo acostada y arropada, que vida dura la mía.

En fin, los quiero, Ross out

Solo para bilingüesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora