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012. Running circles.

Liam's Pov.

'Enviar mensaje'

Le di click a esa opción y suspiré, era absurdo, comprarle a Zayn un regalo por OLX. Pero la intención es lo que cuenta, ¿cierto? Además de que él se iba a asegurar de que me quedara en casa a reposar. 

Era muy atento conmigo y me gustaba. Pero cuando saliera del hospital, yo cuidaría de él.

—¿Emocionado por regresar a casa? —preguntó mi amigo ojiverde mirando a la carretera con una sonrisa.

Harry había venido temprano para llevarme a casa, ya que ese día me daban de alta. Ya no tenía la molesta venda y podía respirar bien.

—Sí, gracias por traerme. —murmuré con una sonrisa.

—No es nada, tu auto está allá, lo traje y además te espera una sorpresa. —guiñó un ojo y soltó una risita.

Solté una carcajada y me acomodé mejor en el asiento. La dicha sorpresa me había emocionada, porque sabía que tenía algo que ver con el morocho de ojos color miel. No me arrepiento de haberlo defendido esa noche, aunque sabía que había arruinado la noche de Harry y Louis. 

Hablando de ellos, he visto a Harry muy pensativo y a Louis, bueno, a él no lo he visto mucho. 

Temía preguntar, mas no podía dejar que mi amigo se psicoanalice solo.

—Amm... ¿Harry? —susurré y él murmuró un 'Mhm'. —¿Qué pasó con Louis, siguen hablando? Porque no lo he visto mucho. 

El rizado respiró entrecortadamente y trató de no poner una mala cara.

—Preferiría no hablar de eso, Liam —susurró y fruncí el ceño. —Más bien, concéntrate en ti y en Zayn, su relación va de maravilla, ¿cierto? —sonreí.

Él sabía como distraerme, cuando dijo eso, al instante unos ojos color miel aparecieron en mi mente. No es que se hayan ido, solo que ahora están más brillantes. No podía dejar de pensar en esa cabellera negra como la noche, su sonrisa tan blanca como la nieve y su dulzura tan pura como la de un niño.

Era muy lindo y me gustaba.

—Sí. Estamos... progresando. —respondí y no se dijo nada más en el trayecto.

Por parte porque, cuando Harry cambiaba de tema, era porque de verdad o quería hablar del tema anterior. La curiosidad me picaba, pero no era mi asunto.

Al observar lo familiar de la calle en donde vivo, sonreí. Había extrañado mi casa, así sea solo por tres días, pero lo extrañaba. No era mucho de salir a tomar o a salir los fines de semana. Era muy casero, no me gustaba mucho la calle. 

Cuando nos detuvimos en frente de mi casa, Harry y yo bajamos del auto. Él sacó mi maletín de la maletera de su auto. Me la entregó y agradecí. Cuando entré a casa, sentí que alguien estaba ahí. Harry la cerró detrás de él y con un ligero movimiento de la cabeza, me indicó que vaya a la cocina.

Caminé sigilosamente y al abrir la puerta, me quedé asombrado.

Zayn estaba en medio de la cocina con una gran sonrisa, tenía un pequeño cofre en sus manos, fruncí el ceño y sonreí. Fue hacia mí y me abrazo, le devolví el abrazo plenamente y sonreí.

—¿Y esto por qué? —pregunté en su cuello y se estremeció. 

—Cosquillas —murmuró y me reí. —Bueno, es que me alegra que ya estés bien y conmigo —susurró y se apartó de mí. Me tendió el cofre y lo tomé. —¿Qué esperas? Ábrelo.