Nuestro futuro (ZoRobin) (LuNa)

10: ¿Beso no deseado?

Zoro y Law bebieron una botella de sake más pero Robin no podía ni aguantarse en la silla así que era hora de irse al hotel. Zoro la cogió de la cintura, al parecer ya era casi normal esa acción porque lo hacía seguido.

-Si quieres la llevo yo Zoro-ya

-Ella es de mi tripulación así que me encargo yo, además no pesa nada.

Fueron hacia al hotel, dentro había tres habitaciones y un cuarto de baño con bañera, todo se veía bastante lujoso y las vistas eran preciosas. Law quería despejar un poco a Robin.

-Podríamos refrescarla un poco con agua.

-No estarás pensando en bañarla ¿no? Porque no voy a dejar que la desnudes.

-Zoro-ya, ¿te pasa algo conmigo? Si es por lo del bar, solo quería limpiarla.

-Tsk...

-¿Amigos?

-Supongo que si...

-Bueno pues trae un poco de agua fría en ese cubo, simplemente le refrescaremos con un paño la cara, haber si así se encuentra mejor.

La pusieron en el sofá e hicieron lo acordado, Robin cada vez se encontraba mejor pero aún así seguía algo borracha por tomar tanto sake.

-No volveré a tomar sake...

Los dos chicos se rieron, el ambiente parecía más relajado, ellos habían bebido un montón y estaban perfectamente.

-¿Quieres que te lleve a cama Nico-ya?

-Si, por favor Law.

Law la dejó delicadamente en aquella cama mientras Zoro miraba, aunque parecía menos molesto, aún seguía sospechando algo de Law. Ellos se despidieron y cada uno se fue a dormir a su cama. Al rato, Zoro se acercó a la habitación de Robin para verla y hablar un poco, no quería molestarla pero necesitaba hablar. Se sentó en la cama con ella, acariciándole aquel cabello de color negro.

-Robin, ¿estás mejor?

-La verdad es que casi estoy bien Espadachín-san

-¿Podemos hablar?

-¿De qué?

-De lo nuestro.

-Zoro, prefiero estar en otras condiciones para eso.

-Como dijiste que estabas casi bien.

-Vete a dormir y mañana hablamos ¿vale?

-Vale...

-Por cierto, el regalo de Nami... ¿lo tienes tu?

-Si

-Tráemelo por favor.

Zoro fue hasta su habitación, cogió el regalo, se lo dió a Robin y también le dió un beso en la mejilla para despedirse antes de irse a dormir. La quería tanto, quería estar con ella, en esa cama y hacer lo mismo que pasó en la mansión pero estaba Law, así que tendría que dejarlo para otro día.
Pasado un tiempo, ella cogió el regalo, fue a mirar a la habitación de Zoro y efectivamente: estaba durmiendo, así que aprovechó para ir donde estaba Law que se encontraba despierto, tumbado en cama pero mirando por la ventana.

-Nico-ya ¿que haces despierta? Deberías descansar.

-Tu también deberías estar descansando. Toma, es para ti.

Ella le dió el regalo que, con sorpresa, él abrió. Se trataba del libro que buscaba, sin duda. Estaba muy agradecido pero del cajón de la mesilla él sacó otro para ella.

-¡Lo has encontrado!-gritó

Robin se emocionó tanto que se echó encima de él y lo abrazó, un abrazo que Law correspondió.

-Me alegro de que estes tan contenta Nico-ya, alguien que conozco lo tenía, así que no dudé en comprárselo.

-¿Como te puedo recompensar?

-Ya me has recompensado regalándome este libro.

-Pero ese libro te lo regalé porque habías sido muy amable en invitarnos a todos al hotel que por cierto, es genial.

-Bueno pues entonces... dame un beso.

Robin se quedó asombrada, quizás seguía borracha y estaba imaginándose cosas pero no, en la taberna ya había pasado algo y ahora esto... ¿Law querría algo con ella? Aún así, ella quería a Zoro. Bueno, solo era un beso, además él se lo había pedido. Se acercó a él, aunque ya estaban suficientemente juntos, sobretodo porque ella seguía encima del chico, acercó sus labios contra los de él y lo besó, estuvieron unos minutos así, besándose, luego se separaron.

-Nico-ya, decía un beso en la mejilla... aunque he de decir que este beso que me acabas de dar ha sido perfecto, no sabía que besabas tan bien.

Tenía que ser una broma. ¿En serio Law solo quería un beso en la mejilla? ¡Ella le había besado! Quizás estaba jugando con ella, era imposible interpretar mal esa situación, él le había pedido un beso y así había echo, aunque es verdad que no había dicho en donde... ¡Que tonta había sido! Se puso roja. Ese rojo que supuestamente le quedaba tan bien... volvía a tenerlo otra vez.