Capítulo 5

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— ¿Hacia dónde? —La voz ronca y arrastrada de Harry, hace que un escalofrío me recorra la espina dorsal.

Mi pecho se aprieta con violencia y quiero golpearme por ello; sin embargo, me limito a murmurar en voz baja e inestable—: A la derecha en la siguiente avenida.

Harry se limita a asentir con brusquedad desde el asiento del conductor, y yo desvío la mirada hacia la ventana polarizada del auto. El coche que tiene ahora, es completamente diferente al viejo cacharro que solía tener; no es un auto lujoso, sin embargo, está en mejor estado que la vieja y destartalada camioneta que conducía antes de salir de mi vida por completo.

Por alguna extraña razón, me siento... desolada. No debería sentir pesar. Mucho menos por un auto que apenas se movía; sin embargo, no puedo evitar sentirme de este modo... Ese viejo cacharro era parte del Harry al que yo conocí. Ese que tenía la esencia de un animal salvaje, pero era más noble que cualquier ser humano en el planeta; ese que era capaz de intimidar hasta al hombre más valiente y que, al mismo tiempo, era amable y protector; ese que ahora no está y no estará nunca más...

Me siento miserable. El hecho de que haya cambiado su vehículo es sólo un recordatorio más de que el hombre del que yo me enamoré ya no existe. El tipo que conduce el auto, es un completo desconocido.


El nerviosismo y la ansiedad no me han abandonado ni un segundo, mi corazón no ha dejado de latir a una velocidad antinatural y mis manos no han dejado de temblar desde que subí al auto de Harry Styles y, sin embargo, he procurado no hacerle notar cuán afectada me siento por su presencia a mi alrededor.

Las farolas pasan como un borrón delante de mis ojos y hacen que me sienta un poco mareada. Se siente como si estuviese flotando en el limbo de la semiinconsciencia y sé que es debido a la extraña bebida que fui obligada a tomar.

La pesadez de mi cuerpo es desesperante. La droga aún corre en mi torrente sanguíneo y me siento más torpe y aletargada que nunca. No debí acercarme a la barra. No debí tomar esa bebida. No debí ir a ese lugar en primer lugar...


— ¿Por qué te mudaste del apartamento? —La pregunta de Harry me saca de mis cavilaciones con brusquedad. No suena como si estuviese molesto, pero tampoco suena indiferente. Casi podría jurar que suena... ¿tímido?

Cientos de palabras se arremolinan en la punta de mi lengua, pero no quiero humillarme al contarle cuán difícil era vivir en ese lugar. No quiero que sepa cuán miserable me hacía sentir dormir en la cama que compartimos mucho tiempo y, ciertamente, tampoco quiero que sepa cuán obsesa estaba volviéndome. Subsistir a base de recuerdos, ha sido una de las cosas más horribles que he podido hacerme a mí misma.


— ¿Tú te habrías quedado a vivir ahí si hubieras estado en mi lugar? —Digo, sin apartar la vista de la ventana.

El silencio que le sigue a mis palabras, es tenso y pesado, pero se las arregla para responder mientras gira en la avenida—: No estamos hablando de mí.

Odio la forma en la que se dirige hacia mí. Odio la indiferencia que se encuentra tallada en su expresión corporal; odio el timbre arrogante de su voz y la manera en la que me hace sentir como una niña indefensa.


—Tampoco quiero que hablemos de mí —suelto, pero no sueno irritada o molesta. No lo estoy, en realidad. Me siento cansada, fatigada y agotada mentalmente. Lo único que deseo es acabar con todo esto de una vez por todas. Necesito llegar a casa y olvidar que esta noche ocurrió.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora