Capítulo 14

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—Maya, por favor —la voz ronca y temblorosa de Harry irrumpe el silencio ensordecedor en el que se ha envuelto todo—, di algo...

Mi corazón se ha detenido un nanosegundo para reanudar su marcha a un ritmo antinatural. Todo dentro de mí es un manojo de sentimientos encontrados. Mi mente está dividida en la parte que me grita que debo ser paciente y creer en él, y en esa que no para de susurrar una y otra vez que necesito sacarlo de mi vida de una vez por todas.


Mis brazos se cruzan sobre mi pecho y me abrazo a mí misma en un débil intento de mantener todas mis piezas juntas. La confusión es tan grande en este momento, que no puedo hacer otra cosa más que quedarme aquí, mirando en dirección a donde Harry se encuentra, sin saber qué hacer o cómo responder a todo lo que acaba de decirme.

Finalmente, tras un largo instante de silencio absoluto, me armo de valor. Aún no sé qué demonios voy a decir, pero mi boca se ha abierto ya para hablar; sin embargo, una familiar voz proveniente de detrás de mí habla primero—: ¡¿Pero qué demonios...?! ¡¿Styles?!

Mi cuerpo gira sobre su eje a toda velocidad, sólo para encarar a Jeremiah; quien lleva a la pequeña Hayley entre sus brazos y observa al hombre parado a pocos pasos de distancia.


Mi vista se precipita hacia Harry una vez más y soy capaz de notar cómo una oleada de emociones surca su rostro. La confusión se arraiga en mi sistema en el instante en el que su rostro palidece varios tonos.

Los ojos color esmeralda del chico frente a mí, pasan de Jeremiah a mí un par de veces. Entonces, abre la boca para decir—: No sabía que estabas ocupada —no me pasa desapercibido el veneno que imprime al hablar.

—Oh, por el amor de Dios —las palabras salen de mi boca con ironía, sólo porque no puedo creer cuán ridícula es toda esta situación. A estas alturas del partido, Harry debería saber que Jeremiah y yo sólo somos amigos—, ¿esto es en serio?


En dos zancadas largas, Jeremiah acorta la distancia que nos separa y se coloca frente a mí, interponiéndose entre Harry y yo. Una risa corta e irónica brota de mi garganta sólo porque no puedo creer que esto esté ocurriendo ahora mismo y suelto una palabrota cuando Harry cuadra sus hombros para igualar la postura amenazante de mi mejor amigo.


— ¿Qué demonios haces aquí, Bestia? —La voz de Jeremiah suena determinante, pero a mí no me engaña. Soy capaz de notar el miedo que se filtra en su tono.

— ¿Tienen una idea de lo ridículo que es todo esto? —Suelto, sin esperar respuesta por parte de Harry, quien mira a mi mejor amigo directamente a los ojos.

—No sabía que había dejado de ser 'Harry' para ti, Jeremiah —el dejo amargo en la voz de Harry, contrae mi pecho—. ¿Qué pasó con la amistad que me ofreciste hace más de un año?, ¿qué pasó con toda la mierda de "eres un buen tipo, Styles. Lamento haberte juzgado"?

Mi ceño se frunce ligeramente sólo porque no logro comprender de qué demonios me he perdido; sin embargo, no digo nada. Me limito a observar la reacción de Jeremiah, quien se tensa por completo durante unos segundos.


De pronto, la estancia se sume en un silencio sepulcral y lo único que soy capaz de hacer, es observar el duelo de miradas que se lleva a cabo en la sala de estar del apartamento donde vivo.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora