Capítulo 38

239K 21.7K 9.4K
                                    



Mi corazón late a toda velocidad. La oleada de pánico va en aumento y el terror se filtra en mis huesos tan rápido, que no puedo hacer nada para detenerla. El golpeteo intenso de mi pulso detrás de mis orejas hace que no sea capaz de escuchar nada más y el temblor de mi cuerpo es tan intenso, que apenas puedo sostenerme en pie.

La figura imponente de Tyler Lawson se abalanza a toda velocidad en mi dirección, pero a mí me toma unos instantes reaccionar y echarme a correr por el largo corredor que se extiende a mis espaldas.

Una carcajada eufórica reverbera en el espacio vacío y un escalofrío me recorre el cuerpo. El hijo de puta sólo está divirtiéndose conmigo. Está completamente seguro de que va a alcanzarme.

Un grito se construye en mi garganta cuando el sonido estridente de un disparo se apodera de mi audición y me aturde por completo. De pronto, no soy capaz de escuchar nada más que un zumbido constante y el sonido irregular de mi respiración.

La voz Tyler escupe algo, pero no logro entenderlo del todo debido a mi sordera momentánea. No dejo que eso me amedrente. Al contrario, me obligo a apretar el paso.


En ese instante, otro disparo resuena en el pasillo y caigo al suelo, aturdida y confundida. Entonces, el dolor estalla en mi muslo derecho. Un gemido aterrorizado y adolorido se me escapa cuando trato de incorporarme y el ardor en mi pierna me devuelve al suelo con brusquedad.

"¡Te dio!, ¡te ha dado!" Grita la voz en mi cabeza y me trago el pánico que me invade.

—No tengo todo el día, cariño —Tyler habla y está tan cerca que mi carne se pone de gallina. Trato de incorporarme de nuevo, pero no lo consigo. Caigo una vez más y golpeo mi mandíbula contra el azulejo con mucha violencia.

Mi cabeza zumba debido al impacto y lucho con todas mis fuerzas por recuperar el control de mí misma antes de empezar a incorporarme de nuevo.


El pánico se arraiga en mis huesos en ese momento y siento cómo un par de manos se apoderan de mis tobillos para inmovilizarme.

De un movimiento rápido y preciso, un brazo se envuelve en mi cintura y tira de mí hasta incorporarme. Un grito adolorido se me escapa cuando soy obligada a avanzar. El dolor es cada vez más intenso y la humedad cálida que ha bañado mis vaqueros no hace más que incrementar el horror que se ha apoderado de mi cuerpo. Estoy sangrando demasiado.


Una maldición se escapa de los labios del tipo que trata de guiar mi camino y me eleva de modo que mis pies dejan de tocar el suelo.

El miedo incontenible forma un hueco en la boca de mi estómago, pero me armo de valor y lucho. Pataleo y forcejeo mientras que soy llevada de regreso por dónde vine.

Un gruñido se me escapa cuando echo hacia atrás mi codo y le doy a algo blando con torpeza. En ese instante, el agarre en mi cintura cede un poco. Entonces, vuelvo a golpear hacia atrás con toda la fuerza que puedo imprimir, y una palabrota se le escapa a Tyler antes de me deje ir.


En el instante en el que mi peso cae sobre mi pierna herida, un gemido adolorido se me escapa. El peso muerto de mi cuerpo cae con violencia contra el azulejo helado y todo mi cuerpo se contrae debido a la oleada intensa de dolor.

Mi mandíbula se tensa mientras que ahogo un grito y aprieto los dientes en un débil intento por disminuir el intenso escozor que se ha apoderado de la parte inferior de mi cuerpo.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora