Capítulo 22

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Han pasado tres horas desde que Harry entró al quirófano. He pasado tres malditas horas sentada frente al pasillo por el cual desapareció cuando se lo llevaron y, durante todo ese tiempo, lo único que he hecho es tratar convencerme a mí misma de que todo estará bien.

Según los paramédicos que arribaron al lugar, Harry se desmayó debido al dolor y no al impacto de la bala, lo cual no es algo necesariamente malo. El lugar donde recibió el disparo es bastante delicado, sin embargo; y eso, aunado a la gran pérdida de sangre que tuvo, ha hecho que su estado de salud sea crítico.

La ambulancia tardó cerca de cinco minutos en llegar y, de no haber sido previsto por el comandante de la policía, Harry ahora mismo estaría muerto. El tipo fue lo suficientemente inteligente como para pedirle al servicio médico que estuviese listo para socorrerlos en caso de que alguno de sus hombres a cargo resultara lesionado en el operativo.

Al parecer, los médicos estuvieron en algún lugar cerca de la carretera para acudir a cualquier llamado de emergencia que pudiese provenir del lugar implicado.


Hace dos horas, uno de los médicos participantes en la cirugía fue a hablar con los compañeros de Harry. Fue el único momento en el que abandoné mi puesto de vigilancia. Según lo que escuché, la bala no le dio en la columna, lo cual es bastante bueno; sin embargo, alcanzó a destrozar músculos y tejidos. También, le golpeó un riñón y le perforó el intestino grueso. En ese momento, aún no se tenía un panorama exacto del daño real que el impacto del arma dejó en su cuerpo, por lo que el doctor no pudo decirnos demasiado acerca de la gravedad de la herida; sí que aquí estamos, en la espera del veredicto que arrojará la cirugía.


Los policías que se hacían pasar por la banda delictiva de Harry no han abandonado el hospital, pero se encuentran en la sala de espera. No sé si están aquí porque realmente estén preocupados por él, pero trato de no pensar mucho en eso. Me concentro en el hecho de que acompañan a Harry porque, de alguna u otra manera, les importa.

Hace más de un año, mi chico de las cicatrices no contaba con nadie más que su madre y Louis. Ahora está rodeado de gente que ve por su bienestar. Eso es maravilloso y reconfortante. Harry debería siempre estar rodeado de personas que se preocupen por él.


Estoy sentada en el suelo de un pasillo del hospital. No recuerdo cómo es que llegué hasta aquí, pero sí el momento en el que me planté en este lugar y no en la sala de espera. Las enfermeras intentaron hacer que me levantara, pero un médico dijo que, mientras no estuviese a mitad del camino, no había motivo por el cual no pudiese quedarme aquí.

Hace más de una hora vinieron un un par de policías a tomar mi declaración acerca de lo ocurrido y les hablé acerca de todo: el secuestro de Hayley, el plan de Jeremiah, las complicaciones... Para cuando termino de hablar, estoy temblando y a punto de echarme a llorar de nuevo.


Jeremiah, quien fue sacado del tiroteo por el detective de nombre Tom, no se ha movido de mi lado ni un solo momento. Un médico se lo llevó por un lapso de cuarenta minutos para tratar su brazo y su nariz, pero ahora se encuentra tumbado a mi lado, con un aparatoso parche en la nariz y un yeso en el brazo derecho.

Ninguno de los dos habla. Ninguno de los dos trata de alentar al otro porque sabemos que es imposible. Nada puede consolarnos de la mierda que acaba de pasar. Sé que él se siente culpable de todo; sin embargo, yo no lo veo como el causante de todo. Él sólo quiso ayudar. No hay nada malo en tratar de ayudar a alguien y, aunque todo haya salido terrible, me siento agradecida con él.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora