Capítulo: 37

160 22 7
                                    


Mi corazón.

Yo nunca fui protagonista de de nada, tampoco lo pedí y no sé si alguna vez lo quise. Pero a la vida le gusta jugar con nosotros, a veces nos da lo que no pedimos y también lo que no queremos. Supongo que fue así como acabé siendo la protagonista de una historia de amor, por un capricho de la vida, que quiso que yo fuera protagonista de algo.

Lo malo de ser protagonista de una historia de amor, al menos de una como la mía, es el dolor, a mi quemaba el pecho. Es lo que pasa cuando pierdes a aquella persona de la que estás enamorada, él dolor te acaba quemando el pecho.

Que caprichosa es la vida, juega con nosotros hasta colocarnos donde siempre tuvimos que estar, en nuestro lugar. Nos hace dar vueltas sin sentido, caminar sin destino, cruzar océanos de lágrimas, crear los nuestros propios. Que caprichosa es la vida que nos da algo y después no lo quita.

Harry me había contado, mientras que conducía, que Zayn había estado yendo a la cafetería todo los días, a las ocho y cuarto, se sentaba junto a Jame y pedía una cerveza que se bebía de dos tragos, para después irse.

No le decía palabra alguna al hombre en las sombras, raramente lo miraba. El hombre en las sombras, Jame, siguió como antes de que me machara, sentado en su taburete torturándose por lo que Zayn le hizo a Emma y por lo que ella se hizo a ella misma.

Natacha se lo había contado y después le había preguntado que fue aquello que pasó entre Zayn y yo que nos había destrozado, dejándonos los corazones hechos pedazos, con miedo a latir, con miedo a volver a sentir.

Mi regreso a Nueva York había sido mi regreso a casa, el cielo estaba oscuro, la luna nos vigilaba y las estrellas querían esparcir su luz por aquel cielo que nos cubría. Los coches seguían su camino mientras el de Harry continuaba con el suyo.

Harry me iba hablando sobre algo a lo que yo no prestaba atención. Estaba demasiado ocupada tratando de averiguar porque no podía sacar a Zayn de mi cabeza. Tratando de tomar una decisión.

Yo no sabía mucho de decisiones, no estaba muy acostumbrada a tomarlas, no al menos aquellas decisiones importantes que te pueden cambiar la vida.

Puede que Jame tuviera razón y tuviera que alejarme de Zayn, no lo sabía. Lo que si sabía de seguro era que el padre Darío tenía razón, igual a mi no me quería hacer daño, puede que quisiera ser alguien diferente ahora, tal vez solamente se equivocara. O quizás, si me quería hacer daño y era él mismo que fue en su pasado, pero no lo sabriá sino dejaba de tener miedo.

—Llévame a casa de Zayn. —Dije de repente, interrumpiendo aquello que Harry decía.

—¿Qué?—La sorpresa en su voz era evidente.

No lo culpo por ello, yo también estaba sorprendida. Aquellas palabras que salieron por mi boca procedían de mi corazón, este se había cansado de mis miedos, de mis inseguridades y de que otros decidieran por mí.

Fue en ese momento en el que mi corazón comenzó a decidir por sí solo que me di cuenta de verdad, Nueva York no era mi casa, era una ciudad de las muchas que hay en nuestro planeta.

Mi mayor sueño ya no era convertirme en actriz, lo fue pero en aquel momento no era mi mayor sueño. No vine a Nueva York solo para estudiar arte dramático, vine a buscar algo que quería y nunca

Zayn era mi casa, una vida con Zayn era mayor sueño y vine a Nueva York en busca de libertad, libertad que encontré en Zayn. ¿Cómo iba a poder sacarme a Zayn de la cabeza cuando era tanto para 

—Por favor.­— Le suplicó mi corazón.

El camino de aquel coche blanco cambió. Harry no preguntó las razones de mi repentina petición, en silencio se lo agradecí pues no las tenía, o al menos no lo suficiente claras como para decirlas en alto.

Sabía que Harry terminaría por pedírmelas. Y él sabía que yo necesitaba saberlas primero para poder darle mis razones, para poder saberlas. Asique en silencio el conducía y yo seguía pensando en Zayn.

¿Debía lanzarme a sus brazos cuando abriera la puerta? ¿Debía besar sus labios como si de ello se dependiera mi vida? ¿Debía gritarle por sus pecados? ¿Debía dejar mis lágrimas salir para que sus dedos las secaran?

En este cambio de rumbo las decisiones las estaba tomando mi corazón, no sé si fueran las correctas pero eran las que se sentían bien, como si todo callera en su lugar.

Cuando esa puerta que tenía delante fuera abierta, dejaría que decidiera mi destrozado corazón, y si se equivocaba entonces ya me tocaba a mí, pero hasta entonces que lo hiciera él, que de los dos él era el más libre, Zayn lo enseño a serlo.




Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora