capitulo 12.

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Sentía como era arrastrada entre recuerdos y lagunas que se entrelazaban en mi cerebro. Tanta información que llegaba, que yo juraba jamás a ver vivido, pero era yo y se sentía tan real.

Era una prisionera en mi propia mente, obligada a ser espectadora sin la posibilidad de despertar.

—Si tanto te molesta esa bruja bien sabes que yo puedo encargarme. — El joven se reposaba en una banca blanca de madera desgastada de aquel parque solitario.

— Ah... Las cosas no son así de fáciles y lo sabes. — Shara rascó su nuca. Quizá era egoísta porque solo hablaba de las peleas y maltratos que vivía en casa pero era una forma de escaparse.

— Te la pasas sumergida en los problemas de esa gente cuando ambos podríamos estar haciendo algo de mayor importancia. —

— Te molesta más de lo que a mí. — Echó su cabeza atrás. — Si tanto te molesta no me preguntes y hazlo. —

Solo eso le basto para que el joven le regalara una siniestra sonrisa. Riendo tranquilamente y cubriéndose de humo.

— Perfecto. Así se hará. —

Él se inclino levemente poniendo su mano en su pecho mientras lentamente desaparecía de su vista.

Mirrow aún era joven, se aferraba a la idea de que aquel con quién siempre la respeto y amo era correcta.

Estaba tan cansada de vivir en la miseria que su familia había perdido su respeto y cariño desde que murió su madre.
S

abía que esa no era la solución correcta a los problemas pero no se pondría a pensar o sentir las consecuencias.

Al llegar a la entrada de su casa percibió una vibra pesada. Estaba más callado de lo usual y las luces apagadas.

No era tan tarde, recién pasaban de las 7 pm

— ¿Halo? — No creía que Aaron se fuese a tomar tan literal lo que le dijo pero lo hizo.

A medida que avanzaba un olor a hierro intenso apestaba la casa y provenía del cuarto de ambos.

— Te tengo un regalito. — Canturreo el demonio. Justo detrás de ella, lo suficiente para que la hiciera respingar.

Sujetó su mano llevándola al cuarto, tapando sus ojos.

— ¡Mira! La deje así únicamente para ti. — Ahí estaba la madrastra atada a la silla, con la cara viendo al piso y las manos atrás de la silla. De ella los hilos carmesí caían de su rostro a sus muslos. — Dime, dime y lo haré. —

No era especialmente sanguinaria pero los recuerdos innumerables de como tan dulce mujer vuelta un monstruo por el alcohol y los opioides quemaba su carne con las colillas de los cigarros.

Sentía que está era su justicia divina.

La sujetó de las mejillas con fuerza, sacudiendo su cara del agarre.

— Mírame — Una orden que solo ambas podían oír pero firme. — Quiero que me mires. — Le dio una cachetada haciendo chillar a tan espantosa mujer, quien con los pocos respiros que le quedaban de vida y la vista desorbitada, se esforzó para mirarla.

— Espero que haya valido lo suficiente todo lo que me hiciste pasar. — Sentía coraje porque incluso intento usarla como moneda de cambio para saciar sus adicciones.

Situación por la que por suerte salió sin ningún problema más allá del daño psicológico.

— Aaron... — Él nuevamente reía por lo bajo, su figura se diluia empapado en humo el cual desvelaria la figura de un lobo igual a lo efímero que lo cubría. Abría sus fauses dejando caer baba y espuma, exponiendo sus caninos, gruñendo entre cada paso que daba acercándose a la mujer.

Una bestia sedienta que relamia sus labios y saboreaba el momento.

Finalmente se abalanzó a ella, atacando a su cara, comiéndose la viva.

Gritos que eran ahogados inteligentemente por su compañero, quién no dejo nada de su madrastra ni tampoco de su padre.

Mirrow se lavo las manos, fue a su habitación. Empaco todo lo necesario, tomo su dinero y la carta que le dejo a su madre como prueba de que ella era la que debía de hacer uso de su dinero.

Ya no quedaba nadie más en la familia, sus tías habían muerto y su abuela misteriosamente había dejado de insistir con el tema.

Así que solo era ella.

De ahí en adelante más recuerdos vagos y sin sentido seguían. De Aaron corriendo con ella en brazos en el bosque, la situación era tensa y algo los perseguía.

Tentáculos.

Finalmente los alcanzo y a él no le quedó de otra más que despistar al ente, siendo así su último encuentro luego de que al joven lo atravesarán.

Pudo sentir cada momento de su agonía, pero no pudo estar a su lado. Murió solo, agonizando hasta su último aliento en medio de la nada y alejado de ella.

Flashes de ella corriendo hasta llegar a la carretera donde finalmente perdería la conciencia.

Lo demás era sin sentidos.

Apareció en un hospital de gravedad donde luces estridentes y la desesperación del lugar junto con el constante agetreo.

— Paciente en estado crítico. — Se movían tantos de ellos para tratar de salvarle la vida. — Costillas rotas, posible contusión cerebral y graves fracturas en múltiples zonas con posible perdida de memoria. —

Iban de aquí allá. Personas que sin importar lo que era o había hecho ella daban el todo por el todo por tratar de salvarla.

—¡La perdemos, rápido! —

Después de eso solo sabía lo poco o nada que los doctores le pudieron dar de información.

Shara Mirrow, estuvo en un coma inducido por al menos 2 años.

Ahora recordaba perfectamente, mientras estuvo en coma los sueños que tenía sobre su vida los tomo como reales. Por eso no entendía nada de lo que estaba sucediendo.

Su mente la había engañado a ella misma haciendo que olvidará que y quién era.

Aún era una menor de edad pero una enfermera la cual se encariño rotundamente de ella y quién la cuido hasta que despertó, asumió la patria potestad.

Ella ni siquiera recordaba la muerte de su familia o Aaron. Solo se le dijo que habían desaparecido y que nunca se supo porque ella tuvo lesiones a la magnitud con la que llegó.



Finalmente fragmentos perdidos volvieron a ella.








𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora