Capitulo 13.

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La lucidez volvía a mi y consigo miles de preguntas. Una confusión sobre qué o quién era yo no me dejaba tranquila.

¿Aaron?

El sentimiento de vacío que sentía ante alguien que pobremente recordaba me dejaba una sensación amarga. Sabía que éramos cercanos, que él era una especie de "demonio" o algo por el estilo.

Estaba estática en el piso donde hacía horas me había desvanecido. Mirando al cielo, las nubes pasar y la brisa que acompañaba el aleteo de las aves de aquel lugar.

Como si todo eso me fuera a dar una respuesta.

Suspire ante la calma. Quién iba a pensar que este bosque por la noche sería un infierno, pero viéndolo de día me parecía espléndido.

Me dolía el cuerpo, tenía los músculos tan entumecidos que el más ligero movimiento de ellos era un suplicio y lo peor, me moría de hambre.

Por suerte, mi madre adoptiva me enseñó unos muy buenos tips de orientación y supervivencia. Así que con las cosas más primitivas podría guiarme y encontrar la manera de salir.

Y lo mejor, podía escuchar la carretera no muy lejos de mi. El bullicio de los autos era bastante fuerte así que solo tendría que caminar hasta allí y pedir que me lleven.

Me han pasado cosas tan terribles que un ser humano normal es lo último de mi lista de preocupaciones.



—Ah... Finalmente en casa. — No me quería ni imaginar lo que me encontraría detrás de esta puerta. No sé si el pendejo de Tobias, aparte de secuestrador quizá también era una rata.

La idea de que mi casa estuviera totalmente vacía no me dejaba en paz. Pero la suerte aún seguía de mi lado y mejor aún, todo estaba ordenado y apagado.

Así que no tendría que limpiar ni pagar extra de luz.

Me deje caer en el sillón, tomando mi tiempo de apreciar mis brazos y piernas. Era obvio que tuve que cambiarme de ropa antes de entrar al edificio o el escándalo no me dejaría tener un día tranquila.

Pero al mirar mi piel ya no se estaba regenerando. Tenía moretones y rasguños que debía de tratar, y estaba casi segura de un posible esguince en mi muñeca.

El simple hecho de pensar cuánto tendría que pagar por eso me molestaba.

Así pasaron los días, nada nuevo y simplemente tranquilo. Había retomado mis actividades de siempre pero ese malestar constante me taladraba la cabeza y no sabía por qué.

Fue entonces, después de un mes y medio de todo lo que sucedió cuando paso.

Iba caminando al botánico para comprar unas carnívoras pero el pitido en mi cabeza fue ensordecedor. Una persona que iba pasando choco conmigo.

— ¡Fíjate mierda! Parece que las personas cada día son más estúpidas.— Me dijo el hombre.

—¿C-Cual es tu maldito problema? — Dije sosteniendo aún mi cabeza por la jaqueca.

— Menos estorbas si te quitas del camino de la gente. — Uy, este maldito me estaba haciendo enojar. Tenía unas ganas de partirle la cara pero decidí guardar la compostura.

𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora