𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔

Capitulo. 7

La puerta se abrió de golpe dejando entre ver a Rogers, riendo como todo un cínico mientras yo estaba batallando contra mi corazón para que no saliera de mi pecho.

Tenía una mala espina sobre todo lo sucedido, quizá el shock o quizá ya estaba lo suficiente ansiosa que me estaba causando alucinaciones el estrés.

Al poco tiempo él se percató de mi estado. Seguramente percibió el pánico en mis ojos y lo tenso de mi cuerpo. Se acercó, con cuidado y con aires fraternales, poniéndose de cuclillas frente de mi.

Tocó mi frente con su mano aún enguantada y con la otra libre la coloco sobre mi hombro.

—¿Oye, que te pasa? ¿Estás bien? — Solté un suspiro dejando caer mis piernas al piso y echando atrás la cabeza para soltar un espeso suspiro.

—Eres un desgraciado, creí que moriría. — me mecía sobre el lugar para finalmente apoyar mi frente sobre su hombro. —Hoy salí a comprar y estoy segura que algo me pasó, alguien me hizo algo y por una extraña razón no recuerdo—.

Mire mis palmas, tratando de entender. Pensando que en ellas encontraría las respuestas ante tanta incertidumbre.

—Se que no fue un sueño Toby, esa cosa estaba afuera de mi casa.— Sentía su mirada, un aura extraña y un sentir espeso sumamente amargo. Pero... ¿Debía desconfiar ahora?

Sujetó mi muñeca para levantarse él primero y seguidamente a mi.

Quizá solo estaba paranoica.

Me dio un fuerte abrazo y acaricio mi cabeza, apretándome entre sus brazos relajando mi cuerpo ante la tensión.

—No te preocupes, yo te creo. — Repaso sus dedos por mi cabello. — Lo que importa es que estés bien, tranquila, ya estoy aquí.—

Decidí dejar pasar lo sucedido y aferrarme a la creencia de que quizá y solo quizá si había sido un sueño. Servimos la mesa frente la sala para disponer a comer, jugar y gozar lo que quedaba de la noche.

Pondría tanto alcohol en mi sistema porque sentía que me merecía un festín como los reyes.

Pasaron alrededor de dos horas, él no dejaba de verme cada tanto. Comía y bebía junto conmigo tanto como podía aunque quizá no lo disfrutaba pero yo pero yo ya estaba lo suficientemente mareada como para darle tanta importancia a lo que hiciera o no.

Se paró del sofá, se fue al baño. Escuchaba caer el agua de lavabo y solo basto un despiste para sentir una pesadez sobre mis párpados, mi cuerpo caía como si el peso del mundo estuviera dentro.

Nada.

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Shara yacía tumbada sobre el sofá, apenas y se escuchaba su respirar.

El hombre, por otro lado cerro la llave de paso, el silencio abrumador se cierne sobre el lugar, la vibra oscura teñía su silueta.

Se ajustaba los guantes de nuevo, acercándose a la habitación de su compañera, sacando debajo de la cama una maleta negra. Tomo su bozal, sus hachas y empezó a vaciar los cajones con un poco de ropa de ella.

El zumbido ensordecedor igual a la estática crecía en sus pensamientos. Sabía que era de él, llamaba por su alma y exacerba su corazón con pizcas de emoción.