Ambos estaban impresionados por la nueva información que surcaba sus mentes.
— Pero... Yo te vi morir. — Nos habíamos apartado lo suficiente dentro del vivero para no llamar tanto la atención.
— Bueno, esa cosa —
— Slenderman. — Interrumpí.
— Ajá, Slenderman. No tiene las capacidades divinas que nosotros poseemos. — Dijo guiando con una mano en mi espalda y la otra señalando con educación el banco blanco para que tomáramos asiento. — Así que aunque él me mate, no iba a morir realmente. Solo cosas divinas pueden matarnos. —
— O sea que tú solo ¡Puf! ¿Reapareciste y ya? —
Aaron se rió ante mi expresión y yo estaba totalmente incrédula.— Lo importante no es que me pasó. ¡Eres tú! — Me sujetaba de ambos hombros. — Deje de percibir tu aura desde hace años, estuve preocupado. —
Hablamos y llegó un punto que era tantas cosas que yo ya no lo estaba escuchando, eso era hasta que escuché lo siguiente.
— ¿Te imaginas lo que me hubieran hecho? Por suerte la llave final está a salvo, aún tienes que dar paso a la séptima canción. —
— ¿Qué? — Me reí en ironía. — ¿Ahora soy una especie de ídol diabólica? — Pero al mirar a Aaron se veía lo bastante serio.
— ¿No lo recuerdas? — ¿Que se supone que debía decirle? Era obvio que no sabía nada de eso.
— A veces tengo recuerdos muy vagos al respecto. Cuando me secuestraron incluso mencionaron algo por el estilo pero aún no logro entender. —
Aaron me miró detenidamente, parecía que me examinaba.
— Si de verdad eres ella. — entrelazó sus manos dejando levantados sus dos dedos indices primero sobre sus labios y luego sobre mi para continuar.
— Luces como una mujer común, no detecto en ti nada. Pero esas marcas son irrefutables, nadie más ni en todas las vidas podría eredarlas, solo tú. —
Él podía ver mis marcas todo el tiempo, yo por otra parte, solo las veía cuando brillaban.
— ¿Puedes verlas todo el tiempo? — Le dije sorprendida. Era irónico, no las noto antes hasta que se acercó a mi y me miró con demasiada atención.
— Ni siquiera eso ves. — Se reacomodo en el banco cruzando sus piernas con inquietud.
—No tienes nada de lo que alguna vez fuiste, nada excepto ese enjambre odioso dentro tuyo.—
Seguramente se refería a los ecos que de vez en cuando se hacían presente hasta en mis más intrusivos pensamientos.
Pero a pesar de que fuera mi más cercano amigo de la infancia la confianza ya no era algo que regalaba a diestras solo por convivencia. Ademas, mi percepción se agudizó con los recientes episodios de mi vida.
Sabía que traía dobles intenciones y picaría lo más que pudiera para saber el por qué.
Pasaron tres meses y medio, yo rascaba todo lo posible de él para saber que traía en mente ahora que estaba devuelta en el juego.
•
Con el tiempo me empezó a enseñar varias habilidades que poseía en el pasado. Algunas volvian, otras tantas no.
Pero al menos tenía dominado lo de enjuiciar el corazón.
Cada noche hacíamos una guardia para practicar con los pocos buenos o malos transeúntes que viéramos, darles buena guía o dejarlos sumergirse en el abismo. Palabras de él.
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𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔
FanfictionQuizá nunca fui lo que deseabas que fuera. Pero todo acabará de la misma forma, nosotros te encontraremos. Estés donde estés, a dónde sea que vayas, buenos o malos irán tras de ti. Eres la clave, la última pieza que marcará un antes y un después en...