•
Ahora estaba atada a una mesa metálica, completamente a solas y oscuras.
Entre más pasaban las horas más bajaba la temperatura del lugar y la espalda ya comenzaba a dolerme.
Creo que ya pasaron 4 horas desde que se fueron y me estoy muriendo de sed.
Finalmente la puerta se abrió, era otra vez ese hombre esbelto y trajeado. Detrás de él venía una mujer carreando una mesa con diversos objetos.
— Tu estado físico no se encuentra en condiciones adecuadas, según me informan. —
¿Por qué siempre qué hablaba había esa estática de fondo?
La mujer con cuencas vacías y labios negros se acercó a mi, justo a mi lado.Todos aquí eran unos completos monstruos, como es que siquiera podían vivir con la cantidad de heridas que tenían, era imposible.
Pero me habian pasado tantas cosas en tan pocas horas que en algún punto ya dejaría de sorprenderme.
Y entre tanto divagar, sentí como cortaban mi blusa de un tajo.
— Pero ¿¡por qué diablos ninguno de ustedes es capaz de siquiera avisar?! — Grité, es increíble. No solo me secuestran ahora me dejan semi-desnuda.
—Es para tratar las heridas que te hicieron mientras estabas inconsciente. — Hablo la mujer, colocándose unos guantes y empapando unas gasas en alcohol.
¿Heridas?
Mis ojos se dirigieron a mi tronco ahora desnudo y era verdad. Tenía una cantidad absurda de rasguños a lo largo y ancho, desde mi abdomen hasta las costillas justo por debajo de mis pechos.
—Pero yo no me preocuparía por esto, si no por eso. — Señalo bajando un poco el costado izquierdo de mi pantalón, justo entre la cadera y mi abdomen una herida supurante, derramaba una viscosidad negra, casi como petróleo.
Era obvio que me incomodaba pero también, dada la posición en la que me encontraba, era la única atención médica que podría recibir.
— No vamos a hacerte nada niña, si alguno de nosotros hubiéramos querido, lo hubiéramos hecho desde el principio. — Y tenía razón, tenía hasta hematomas de todos los colores: Morados, verdes, amarillos y azules, como si un tráiler me hubiera arrollado.
Sentí un pinchazo en mi brazo, según lo poco que alcance a oír era un anestésico y seguido de eso comenzó a limpiarme. Apilaba gasas cubiertas de sangre y la viscosidad.
Pero por suerte, para cuando tuvieron que limpiar la herida más grande ya estaba lo suficiente cedada para sentir el dolor.
—¿Cómo te llamas? — Torcí mi cuello para ver al ente sentado mirando todo lo que me hacían. Tenía sus palmas juntas y las piernas puestas con elegancia.
— Slenderman—.
Que nombre tan peculiar. Demasiado a decir verdad.
La puerta nuevamente se abrió de golpe haciendo que todos voltearamos.
— Operador, una disculpa por la interrupción. — Entro Rogers, junto a él, un hombre de capucha amarilla con un pasamontañas negro. Ambos sujetaban al protagonista de mis pesadillas.

ESTÁS LEYENDO
𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔
FanfictionQuizá nunca fui lo que deseabas que fuera. Pero todo acabará de la misma forma, nosotros te encontraremos. Estés donde estés, a dónde sea que vayas, buenos o malos irán tras de ti. Eres la clave, la última pieza que marcará un antes y un después en...