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Sentía un vacío interno enorme, era como si hubiera arrancado todo su interior con ira, dejándola con un horrible dolor y en inmensa agonía. Casi no podía respirar correctamente, incluso cuando se detenía en medio del camino para poder recomponerse, sus pulmones parecían no poder recibir todo el aire que necesitaban.

Se detuvo frente a la puerta del edificio del gobierno al que la habían citado, reviso que la dirección fuera la correcta como si pudiera equivocarse con el enorme cartel dorado con el nombre ubicado a un lado e intentó contener las lágrimas.

Peggy Carter le había escrito una carta de su propia mano para invitarla allí, le había explicado que algunas pocas pertenencias de Steve y Bucky se habían recuperado, y ella al ser la amiga de ambos, tenía permitido retirarlas.

Ambos habían muerto durante sus misiones, ninguno había tenido oportunidad de salvarse. Bucky cayó desde las alturas de un tren en pleno movimiento; Steve estrelló la nave en la que iba para salvar a la humanidad, sin si quiera dudarlo.

Miró la puerta del edificio con duda y un poco de miedo, no podía evitar pensar que querría quedarse con todo lo que había de ambos, y que llevaría aquellas pertenencias por el resto de su eternidad como un peso más sobre sus hombros. Muy en el fondo quería arrepentirse de si quiera haber aceptado la primera cita con Bucky, pero no podía, no era capaz de encontrar ese sentimiento dentro de ella.

Empujó la puerta y avanzó por el amplio pasillo recibiendo un cordial saludo de parte del hombre en la entrada. Unas letras dibujadas sobre la pared amarilla indicaban con flechas dónde quedaba cada sala dentro del edifico, y siguió una de ellas hasta la sala común.

Peggy Carter la esperaba con su uniforme pulcro y sumamente elegante cerca de un escritorio. Jugaba con sus manos torpemente e intentaba formar una sonrisa con sus labios que terminaba en una mueca dolorosa. Caminó hacia ella con pasos lentos una vez que la vio llegar.

—Eres igual a como Steve te describió— murmuró una vez frente a ella —. Hola, Melody. Soy Peggy.

—Lo sé— intento sonreír como ella, fallando totalmente en el intento —. Eres igual a como Steve te describió— repitió, vislumbrando un pequeño brillo en sus ojos ante la mención de esas palabras.

—Es un gusto poder conocerte— extendió su mano derecha esperando saludarla formalmente.

Melody quiso corresponderle, pero después de todo lo ocurrido, sabiendo que ambas habían perdido mucho durante aquellos días, más las noticias del fin de la guerra, no pudo evitar dar un paso al frente para abrazarla.

Iridescent [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora