•20•
Despertar con el brazo de Bucky rodeando su cintura, sintiendo su respiración lenta y tranquila tras ella y sus suaves ronquidos no se comparaba con absolutamente nada en el mundo. Lo había extrañado demasiado, incluso cuando décadas atrás no habían podido compartir muchas mañanas juntos, lo recordaba bastante bien. En Saint Jude estaban prohibidos los hombres, y al ser el único lugar que Melody podía pagar, no tenían otra opción que ocultarse entre sus enormes pasillos, y la habitación de la pelirroja que se había convertido en el pequeño lugar seguro de ambos. Allí habían compartido absolutamente todo: habían abierto sus corazones el uno al otro.
Se movió lentamente en la cama intentando no despertarlo, pero él parecía tener un poder especial, una alarma interna que le avisaba cada vez que buscaba salir de la cama y alejarse de su lado. Lo sintió despertarse tras ella, su respiración cambió brevemente mientras inspiraba con fuerza a través de sus labios. Desplazó las piernas por la cama, estirándose lentamente pero sin quitar su brazo de la cintura de la mujer a su lado. Melody no se movió mientras sentía su presencia más cerca suyo, mientras intentaba poner sus cuerpos uno al lado del otro, sin distancia.
—Buck —murmuró, sintiendo su pecho caliente contra su espalda.
Él no dijo nada en absoluto, y solo depositó un beso cálido sobre su espalda antes de volver a acomodar la cabeza entre las almohadas. La pelirroja, sintiendo que no podía —y no quería— alejarse del lugar, decidió mantenerse en su posición solo unos minutos más.
Habían pasado dos semanas desde su llegada a Suecia. El otoño finalmente había comenzado, tiñendo las calles coloridas con hojas marrones por todas partes. La ciudad aún seguía viéndose alegre y viva con sus colores vibrantes, pero los árboles marchitos le daban un toque especial que a la pelirroja le encantaba. Era una escena perfecta para un bello cuadro, pero no tenían demasiado dinero como para poder comprar todas las pinturas que necesitaba y los lienzos.
Aún así, Melody había gastado sólo un poco en cuadernos de ojos lisas y algunos pocos lápices negros de grafito. Desde aquel día en que ella había pintado la estrella roja del brazo de Bucky, ella había intentado adentrarse en su mente y ayudarlo a recordar. La cabeza del soldado aún era una laguna vacía e inmóvil, pero lo poco que iba saliendo a la superficie, ella intentaba dibujarlo para él. Venía funcionando bastante bien para ambos: James comenzaba a expresar todo aquello que llegaba a su mente, y ella lo expresaba en dibujos para él, que a su vez la ayudaban a mantener su mente y manos activas, siempre en contacto con el grafito. Las paredes del departamento se habían comenzado a llenar poco a poco de dibujos de todos los tipos: personas, lugares, objetos, incluso algún que otro animal. Él evitaba conscientemente hablar de lo que había hecho con Hydra, y lo que ellos habían hecho con él.
Los días se habían vuelto lo mismo para ambos: solían quedarse en la cama hasta tarde —principalmente porque dormían luego de medianoche—, se levantaban y desayunaban. Por lo usual, Melody salía a hacer un par de compras de lo que pudieran necesitar para el día, intentando no gastar más de lo necesario. Cuando regresaba, almorzaban y escuchaban la radio que venía con el departamento. Habían encontrado una estación de música tranquila pero moderna, que a Bucky no parecía gustarle demasiado, pero la aceptaba sin problemas al ver que a ella le encantaba. Luego, pasaban el resto de la tarde dibujando e intentando recordar juntos. Ella contaba ciertos momentos que habían compartido, pocas veces él continuaba la historia adentrándose finalmente en sus recuerdos, otras veces, parecía perdido con las palabras de la mujer.
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Iridescent [Bucky Barnes]
FanfictionMelody Walker es una historia sin fin, una leyenda. Condenada a amar y perder por el resto de su falsa eternidad. • Esta historia está siendo corregida y subida nuevamente.