15

6.5K 620 41
                                    

•15•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•15•

Apenas había podido dormir un par de horas. Estaba segura de que si no hubiera estado tan cansada, no hubiera podido dormir absolutamente nada. Pero su cuerpo no había resistido todo lo vivido en tan poco tiempo. Su mente aún seguía analizando la presencia extraña bajo las escaleras, que tampoco podía conciliar el sueño. Tenía tantas palabras para decir, tantos sentimientos en su interior preparados para salir, pero debía enterrarlos en lo más profundo de su ser, debía olvidar que alguna vez se albergaron en su corazón.

Estuvo despierta desde una hora antes del amanecer, e incluso permaneció recostada sobre el borde de la cama hasta después de la aparición del sol. Sólo se levantó para correr las cortinas; quería ver aquel acontecimiento de cada mañana, al que nunca le prestaba atención, pero al que ahora recurría intentando alejar todo de ella. Los colores cambiaban lentamente, desde el azul más suave hasta el naranja más poderoso. El cielo mismo parecía una paleta con los más hermosos colores, todos unidos y combinados de una bella manera, mostrando el paso del tiempo, aquel que para ella se había detenido para completo.

Por unos segundos, imagino que podía empapar la punta de sus dedos con los colores, como pintura fresca. Levantó su brazo y movió su mano lentamente por encima de los colores en el cielo, pero estos permanecían inmóviles a su lejano tacto. Entendía perfectamente que la distancia y su inmensidad volvía la posibilidades de tocar aquel cielo nulas, pero lo deseaba, quería bañarse en los colores y estrellas. Pronto entendió que intentaba aferrarse al cielo porque ya no podía hacerlo a Bucky. Él también se encontraba a la distancia, y era inmensamente diferente a lo que ella recordaba. Quería mover sus manos con agilidad como en un bello dibujo y borrar su pasado, cambiar su destino y hacerlo olvidar que alguna vez había sufrido. Pero sus manos no tenían tal poder, y Bucky jamás podría olvidar aquello que había vivido.

No fue hasta que el cielo se volvió completamente celeste con un par de nubes, que finalmente lloró, entendiendo que todo aquello que deseaba se encontraba escondido más allá de lo que podía ver y hacer. Bucky no volvería, y aquella era su única realidad. Sólo le quedaba ayudarlo y esperar por lo mejor. Si tenía suerte, podía dejarlo lo suficientemente lejos y a salvo de todos aquellos que lo querían atrapar, o vengarse incluso. Si no, al menos intentaría ocultarlo por el tiempo suficiente, hasta que las cosas se calmaran.

Escuchó ruidos en el piso inferior que la pusieron en alerta. Se levantó de la cama rápidamente, dejando las mantas casi sobre el suelo. Se había dormido con la ropa del día anterior, lo que ahora la hacía sentir incómoda y tensa. Necesitaba una ducha larga y tiempo para pensar con urgencia.

Bajó las escaleras casi entre saltos, avanzó hasta la sala con pasos pesados hasta encontrar a James sobre la mesada de la cocina, abriendo lo que parecía una lata de comida. Sus piernas caían grandes desde allí, colgando desde la mesada sin importarle nada. Levantó sus ojos azules hacia ella y la observó un par de segundos antes de volver a lo suyo. Con un movimiento rápido y fuerte, sacó la tapa de la lata con su brazo metálico.

Iridescent [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora