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El viaje de vuelta desde la Isla de Visby hasta la casa en la ciudad se sintió más corto que el de ida. Tomaron el primer ferry del día, que iba casi vacío a aquellas horas y en pleno otoño. La mañana grisácea no les regaló demasiadas vistas del viaje más que ambientes fríos y lúgubres a través del cristal que los separaba de la enorme masa de agua bajo ellos. Aún así, ambos observaron aquellas imágenes pegados uno al otro intentando mantener el calor.

Las calles comenzaban a llenarse de gente poco a poco, y a la par, Bucky comenzaba a tensarse, presionando la mano de la pelirroja con más fuerza contra la de él. Ella intentó seguir su camino sin verse afectada por ello, y manteniendo la calma para demostrarle que no había nada de lo que preocuparse. Él siguió su camino con hombros tensos, pero mantenía una expresión un poco más relajada para disimular su preocupación. No fue hasta que llegaron a la puerta del departamento hasta que Bucky pudo respirar más tranquilo. Pero Melody llegó a tensarse por completo al notar que la cerradura estaba abierta.

Contuvo la respiración unos instantes en los que el soldado se daba cuenta del mismo detalle ante ellos, donde la puerta necesitaba sólo un pequeño empujón para abrirse sin demasiado problema. No se escuchaba nada en el interior, pero suponía que aquello no tenía nada que ver con el FBI, porque probablemente todo sería mucho más escandaloso. La pelirroja lo obligó a mantenerse tras ella, dispuesta a protegerlos si algo ocurría.

Acercó el oído a la puerta, intentando captar cualquier pequeño sonido que pudiera darles un indicio de qué era lo que había ocurrido. Un suave murmullo llegaba hasta allí, era animado y bastante relajado, lo que la tomó por sorpresa. Una carcajada masculina se escapó desde el interior y la expresión preocupada de la pelirroja cambió por una confusa, sin poder entender qué era lo que ocurría.

Indicándole a Bucky que debería esperar en el pasillo por si acaso, la mujer avanzó y movió la puerta para finalmente ver el interior. Sobre la sala, sentado en las sillas alrededor de la mesa dos personas se encontraban de forma relajada. Para su sorpresa, reconoció a ambos de forma automática.

—Oh, ¿cómo estás? —Frederick se levantó rápidamente para saludarla.

El hombre al lado de él se irguió casi de forma precipitada y cruzó los brazos frente a su pecho, mientras Frederick saludaba a la muchacha con un fuerte abrazo el cual no correspondió. Los ojos verdes de la muchacha se encontraban fijos en él, en Sam Wilson, quien la miraba de la misma forma.

—¿Qué hace él aquí? —preguntó una vez que el abrazo finalizó. Frederick la tomó por los hombros con una pequeña sonrisa en sus labios y levantó los hombros.

—Dijeron que te conocían —habló mientras se volvía a acercar a la mesa—. Fury comentó que no había ningún problema al respecto.

—¿Dijeron? —preguntó aún más confundida.

Iridescent [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora