Iridescent [Bucky Barnes]

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Melody intentó mantenerse alejada de Steve. A pesar de que se había creído la mentira, sentía que si pasaba mucho tiempo cerca de él, ella se expondría, o notaría que se trataba de la misma mujer de años atrás. Así que, a pesar de la insistencia de María, se mantuvo apartada, compartiendo breves conversaciones con Fury y Joe.

El plan era simple: acabar con Hydra y Shield a la par. No podía continuar, era un riesgo increíble, lo que significaba también que Melody se perdería el acuerdo con la agencia que había jurado protegerla, lo que la asustaba. Fury no comentaba nada al respecto, sí quiera si habría alguna cláusula o oportunidad que pudiera brindarle ayuda durante los siguientes años. Por lo que ella creía que aquello era el fin.

Aunque quería estar preocupada por la posibilidad de no tener ningún respaldo ni ayuda luego de la misión, habían problemas mucho más graves que mantenían su mente ocupada. Claramente, Bucky era uno de esos. No sabía qué debía hacer, pero estaba segura que a pesar de todo a lo que debía enfrentarse, Fury le ayudaría a llegar a él. Pero, si él no lo hacía —por cualquier razón—, Melody saltaría contra fuego con tal de llegar a James.

Podía notar que el rubio la miraba cada varios minutos, a pesar de la demanda de atención de la misión, él no podía evitar mirarla y analizar su presencia. Imaginaba que se encontraba en una clase de shock, luego de años de creerla muerta —o creer a su supuesta abuela muerta—, ella aparecía, demasiado similar a la mujer que él había conocido años atrás. Sabía que era casi imposible de creer para él o cualquiera, por eso no podía dejar de mirarla.

Seguro analizaba los detalles, encontraba cada vez más similitudes e incluso, recordaba cosas que habían vivido juntos. Porque era exactamente eso lo que ella se encontraba haciendo, buscando todo aquello en él que recordaba. Y se molestaba, porque cuando decidía mirarlo, se encontraba con sus ojos sobre ella y se tensaba automáticamente, pensando que su mentira se caería a pedazos en cualquier segundo.

Melody durmió unas pocas horas entre las sillas rotas de un cuarto casi vacío. El resto casi no descansó, pero la presión de aquel día, el estrés y todas las noticias recientes habían logrado cansarla mental y físicamente. Sabía que sí no descansaba al menos un poco, no podría estar verdaderamente concentrada en la misión, y eso no era algo que pudiera permitirse en absoluto.

A pesar de la incomodidad de estar acurrucada contra las almohadillas sin relleno alguno, el poder cerrar los ojos y olvidarse por unos pocos minutos de todo le hacia verdaderamente bien. Incluso, logró dormir a pesar del frío y la humedad que pasaban a través de las paredes, lo que le dio a entender que realmente no iba a poder sobrevivir al día sin poder dormir unos pocos minutos.

Una vez despierta, empezó el enlistamiento para la misión. Para su sorpresa, Steve Rogers había conseguido su antiguo traje de Capitán América —el que usaba durante la Segunda Guerra Mundial—, y, aunque no podía explicarse su aparición, prefirió no preguntar