Iridescent [Bucky Barnes]

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La paciencia era algo sumamente indispensable cuando se trataba de adentrarse a archivos de una de las agencias de inteligencia más importantes del mundo. La gran mayoría era información sin valor: datos financieros y organizativos que poco tenían que ver con lo que verdaderamente buscaban. Algunos otros estaban inconclusos y no llevaban a ninguna parte.

Las tardes se pasaban para los hombres lentamente, intentando leer uno por uno de los miles de archivos que habían salido a la luz, y la otra parte que Jarvis estaba intentando desencriptar. El millonario había accedido a su pedido luego de una extensa conversación en la que pareció solo querer burlarse un poco de él. Luego de aquello, había aceptado buscar lo que necesitaban, incluso cuando ninguno de ellos sabían de qué podía tratarse. Aquella mujer que había desaparecido tras los acontecimientos del enfrentamiento entre Shield y Hydra. Era todo un misterio para ellos.

Por esa razón, los tres se habían dispersado por la sala, cada uno frente a una de las pantallas tecnológicas de Stark. Jarvis se encargaba de desencriptar los archivos más probables —o al menos, los que ellos creían que podrían ser de ayuda—, luego leían su contenido y buscaban entre la enorme cantidad de títulos de los archivos para saber por donde proceder. La cantidad de información era basta, suficiente para tomarle probablemente meses de estudio. Pero Steve tenía la esperanza de encontrar algo pronto.

Era ya el tercer día de búsqueda, la información los llevaba a ninguna parte sin sentido alguno, dejándolos al final de un pasillo sin salida. La buena predisposición de Jarvis era un incentivo para aquellas largas horas de búsqueda. Traía cierta energía a aquel grupo que sólo quería terminar con aquello, y Sam se sentía agradecido por el —básico— humor programado en él. Era tan simple y consicio que simplemente hacía estallar en risa a Wilson, quien sumido en sus tareas, buscaba cada excusa para huir del labor. A Steve le costaba un poco más entender el humor sobre las computadoras y los procesamientos, pero de igual forma, no le prestaba atención a la voz robótica.

Apoyó la espalda contra el respaldar, descansando la cabeza contra el borde de éste. La pantalla frente a él marcaba el largo proceso al que había sometido a un archivo para encontrar la información interna. Del otro lado de la habitación, Sam movía su mano derecha de un lado a otro, pasando entre distintas hojas en la pantalla, leyendo la información por encima para agilizar los tiempos. Tony estaba recostado sobre la mesa que se había encargado de acercar, con una pierna colgando que balanceaba lentamente. Hablaba fuerte y le señalaba a Jarvis qué cosas podrían servir y qué no.

Una vez que el archivo frente a él se abrió, volvió a su trabajo, pero luego de horas frente a la pantalla, sus ojos se perdían entre las líneas llenas de letras oscuras. Movió la silla hacia atrás y pasó sus dedos por sus párpados, intentando relajar su vista. Estaba cansado mentalmente, y de forma física al estar atado a aquella silla giratoria como si fuera lo único existente. Tenía muchas ganas de salir corriendo de allí y continuar con pasos apresurados hasta poder sentir las extremidades una vez más.