Jimmy me dedicó miradas de culpabilidad durante toda la clase de literatura, fue muy incómodo, al parecer iba más en serio de lo que imaginaba.
Me hallaba con apatía sentada en las deshabitadas gradas de la cancha de tenis, recordando, a veces hervían en mi cabeza y me era necesario traerlos de lo recóndito. Escuché unos fuerte pasos golpear contra el suelo que subían las gradas, pero opté por ignorarlos ya que por fin en mucho tiempo me tomaba tiempo para pensar en mí, en el futuro, en mis intereses, en mis sueños y necesidades, y es que luego de pasar momentos como los que padecen las cenizas tras arder en el fuego me desfragmentaba con cada día inquieto de miedo para cuando llegara el siguiente.
Los pasos se detenían a momentos y luego continuaban adyacentes con cada paso. Un movimiento involuntario hizo girar mi cabeza para ver; se trataba de Jimmy, quien se acercaba con pasos indecisos; al verme, bajó los ojos al piso en señal de arrepentimiento, se sentó muy próximo de mi lado y suspiró. Se tomó unos segundos para tragarse su orgullo porque sabía que él tenía la razón.
- Lo siento, no quiero seguir enojado contigo, o más bien... no puedo seguir enojado contigo, me haces falta ¿amigos otra vez? - Confesó con voz suave y con una sonrisa.
Sacó de su bolsillo un chocolate con una frase en el respaldo de su envoltura y me la obsequió.
- "Amigos por siempre" - leí-... los mejores - complementé.
Lo abrasé con ferocidad y seguido se escucharon nuestras risas. Al menos esa parte ya se había solucionado.
En casa trataba de leer una novela, la divina comedia; era una tarea de literatura, un libro bastante perturbador para hacerme recordar los acontecimientos de mi vida diaria y experiencias estremecedoras en el infierno ardiente. Trataba de leerlo, porque parecía imposible con Thomas girando con un avión de juguete en la mano por todo el estudio, estaba tan irritada que de puro impulso tomé el bolígrafo y se lo lancé en la cabeza, de inmediato se detuvo y me enseñó sus puños.
- ¡¿Quieres dejar de correr por todo lado?! ¡No me dejas concentrar! Vete a otro lado - le grité.
- Este es el estudio de papá no el tuyo. Le voy a decir a mi mamá que me pegaste - amenazó.
- Fue con un bolígrafo, niña. Además, yo siempre vengo aquí. Vete a jugar a otro lado - le ordené.
Dejó su avión en el escritorio, me hizo una mueca y salió corriendo del estudio. Me sorprendió que concluyera victoriosa, Thomas es de los que se salé con la suya.
Después entró mi madre con un vaso de jugo en la mano y lo puso sobre el escritorio.
- ¿Cariño, te demoras mucho haciendo eso? -
- Sí, ¿Por qué? -
- Debo hacer unas compras en el supermercado y no quiero ir sola, pero me tardo mucho -
- Dile a Thomas, él no está haciendo nada - le sugerí.
- Sí, mejor. Ya sabes, si llaman a la puerta no abres, si llaman al teléfono no contestas y no salgas hasta que lleguemos - me recordó.
Luego llegó Thomas con más juguetes y los acomodó en el suelo, y continuó con más estresantes ruidos que hacía con la boca y los paseaba por mi cara. Justo lo que creí, no se daría por vencido.
Luego de un rato Thomas se fue a acompañar a mamá, pero sentí una corriente de aire estrellarse en mi espalda y me arrepentí de haber permitido que me dejaran sola. Lo primero que hice para tranquilizarme un poco, fue darle la vuelta a la pintura del niño Judío y dejar visible el respaldo.
Cuando fui a la cocina por algo de beber y regresé, me quedé muda en el umbral del estudio, al principio me quedé petrificada y me electrocutó una corriente de miedo por mi espalda que se extendió por todo mi cuerpo y me sacudió todo por dentro, en ese momento ya no fui capaz de entrar. La pintura a la que había dejado con el respaldo visible, estaba otra vez volteada, dejando a la vista el retrato del niño, y al verlo formó una sonrisa macabra que expuso todos sus dientes. Salí apresurada de la casa incapaz de regresar hasta que volvieran mi madre y mi hermano. Esperé en el jardín delantero donde podía ver las personas pasar.
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Enigma los Van Vladoisqui
ParanormalRelata la historia de Caroline Thompson, narrado en primera persona, una joven que tras once años de ver y percibir espectrales presencias, fantasmas, demonios, consumida por sus recuerdos pasados de experiencias devastadoras, entre esas el recuerdo...