La Cazadora de Serpientes (Draco Malfoy)

Capítulo 1

La chica miraba hacia todas partes inquieta y algo nerviosa. El sitio donde se encontraba estaba repleto de gente que corría empujándose unos con otros sin pararse a mirar a los demás. Ella no estaba acostumbrada a estar rodeada de tanta gente desconocida, pero sus padres le dijeron que no se moviese de allí mientras iban a dejar el equipaje más pesado en el maletero, sin embargo, hacía diez minutos que estaba esperando y comenzaba a preocuparse de verdad.

Sintió que algo peludo rozaba su hombro y al girarse vio a un lobo que la miraba con una expresión tranquila. Este tenía el mismo tamaño que ella, con un pelaje negro como las profundidades del océano, pero cuando le daban los rayos del sol se apreciaban tonalidades azules oscuras; sus ojos hacían juego con su pelaje tan negro como una noche estrellada y con algunos matices también azules.

La gente que pasaba miraba al animal con respeto y algo de miedo, pues todos sabían lo que era y quién era la niña que estaba a su lado. Por ese motivo nadie se atrevería a ponerle una mano encima sin sufrir las horribles consecuencias. Sin embargo, para gran sorpresa de ella y de los presentes, alguien le cogió la mano sobresaltandola porque no se esperaba aquel contacto. Al girar para ver de quién se trataba, su expresión cambió a una de alegría y sorpresa al reconocer aquellos grisáceos ojos que tanto le gustaba admirar.

Con una sonrisa el chico tiró de ella para guiarla hacia el gran tren rojo y negro que les esperaba. Ambos llevaban mucho tiempo deseando subirse a aquel mágico transporte que los llevaría a vivir una de las mejores etapas de su vida o eso imaginaron durante mucho tiempo.

Recordaban la cantidad de historias que escucharon durante aquellos años y ellos mismos se inventaron diversos escenarios de lo que les podría pasar allí, sobre todo, desde que recibieron la carta que les confirmaba su próxima asistencia.

Sus padres estaban en una de las puertas del impresionante transporte junto a los padres del chico esperando para despedirles. Todavía faltaban quince minutos para que el tren saliese de la estación, pero tenían que encontrar un compartimento que estuviera libre y, además, los nervios y la emoción no les dejaba quedarse quietos, por lo que sus padres decidieron que era mejor que subieran. Aunque la preocupación y la pena por dejar que se fueran tan lejos les hacía querer cogerlos y llevarlos a casa, sin embargo, sabían que debían dejarlos ir.

La niña miró a su espalda y allí seguía el lobo esperando que ella decidiese qué hacer, pues en sus ojos se podía ver el miedo que sentía al emprender aquel viaje, ya que sería la primera vez que estaría tanto tiempo lejos de su familia desde que tenía memoria. Lo único que la consolaba era la presencia de su amigo que la acompañaba cogido de su mano y que tiraba de ella para que le siguiera y no se perdiera.

-Si no os dais prisa no vais a poder conseguir un buen compartimento- los niños se despidieron rápidamente de sus padres, los cuales les entregaron dos jaulas: la del chico contenía un búho real y la de la chica un pequeño gato negro-. Portaos bien y no os metáis en líos. No queremos recibir cartas de los profesores- los cuatro adultos sabían que aquello sería imposible, ya que desde pequeños no pararon de hacer travesuras y seguramente no sería distinto en aquel lugar. El único consuelo que les quedaba es que por lo menos estarían juntos y se protegerían mutuamente.

-Si- dijeron al unisonó, mientras avanzaban hacia la puerta del tren-. Adiós- los padres los despidieron con el pesar todavía instalado en sus corazones.

Con sumo cuidado de no mover mucho las jaulas avanzaron por el pasillo buscando donde sentarse. Tuvieron suerte y al cabo de unos minutos consiguieron encontrar un compartimento vacío. Con algo de esfuerzo, ya que ninguno llegaba bien a la cesta del equipaje, colocaron ambas jaulas de tal manera que los animales fuesen bien sujetos y protegidos durante todo el transporte.