La Cazadora de Serpientes (Draco Malfoy)

Capitulo 17

La nieve caía de manera pausada en la fría noche. Todos en aquel bosque se movían silenciosamente, pues comprendía el peligro al que se enfrentaban si eran encontrados por algunos de los seres que vivían entre aquellos árboles.

Era muy importante no estropear aquella importante misión, por eso esquivaron a una manada de centauros, pues no consentirían que nadie entrara en su territorio, aunque para ellos era muy importante, porque ganarían un tiempo muy preciado. Si hubieran tenido más tiempo habría sido posible conseguir su permiso, pero aquella información llegó a última hora y no tuvieron tiempo de prepararse mejor.

Apenas faltaba un kilómetro para llegar al lugar donde supuestamente estaría su objetivo, si es que aquella información anónima era cierta. Todos sentían que algo raro pasaba, sobre todo al ver llegar a Reena y Moar con una carta firmada por sus padres donde la autorizaban a participar. Por desgracia, los dirigentes estaban fuera y no pudieron contactar con ellos para confirmar la información, por lo que tuvieron que acatar las órdenes escritas en aquella hoja, aunque cientos de dudas y miedo de que le pasara algo a la joven.

Al llegar al lugar acordado localizaron a veinte personas reunidas en un claro del bosque. Esa cantidad de gente eran suficiente para que las cosas se complicaran mucho, por eso todos estaban tensos al ver a Reena allí con ellos.

Moar estaba agazapado junto a la chica también muy tenso, porque nunca les dejaron participar en una misión de aquel tipo. Estás eran muy peligrosas por las personas a las que se enfrentaban, pero ambos se emocionaron al recibir aquella carta.

Reena, por su parte, salió corriendo a vestirse sin explicarle a Jessica o Pansy donde iba y cuando salió corriendo de su habitación las dejó con la palabra en la boca. Incluso al cruzarse con Draco por los pasillos de la Sala Común no paró su carrera, dejando al rubio sorprendido y algo preocupado, sobre todo al ver que pasaban las horas y no volvía.

-Debió recibir algún tipo de misión- Jessica se movía nerviosa por la habitación-. Esa carta que recibió tenía el sello de su familia.

-Seguramente Moar esté con ella- Pansy durmió tranquila aquella noche, pero Jessica no pudo descansar al no escuchar que Reena volvía-. Se supone que si están juntos nada les puede pasar- ambas salieron de la habitación para dirigirse al Gran Comedor donde les esperaban sus amigos.

-Buenos días- los grisáceos ojos de Draco miraron tras ella esperando ver aparecer a Reena-. No vino a dormir anoche.

El alma se le cayó a los pies. Era la primera vez que no sabía nada de ella, si estaba bien, si estaba herida o donde estaba.

-¿De qué habláis?- preguntó Henry curioso. Desde la noche anterior Draco estaba nervioso e irritable.

-Reena ayer recibió una carta de sus padres por la noche y salió corriendo de la habitación.

-¿Y eso es raro?- recibir una carta de los padres no solía ser raro, aunque en aquella familia podía significar cosas muy distintas.

-Se puso el uniforme que usa para entrenar y se fue sin decir nada- aclaró Pansy sin entusiasmo-. Creo que sois unos paranoicos- se quejó la chica-. Sus padres no la pondrían en peligro.

-En eso Pansy tiene razón- razonó Blaise-. Lo último que harían sus padres es mandarla hacer algo peligroso. Seguramente volverá antes de la hora de comer.

Draco no se quedó tranquilo ante las palabras de su amigo, aunque en su interior comprendía que tenían razón, porque la familia de la chica era muy protectora con ella.

Y no llegó.

Eran las once de la noche y Reena todavía no había vuelto.

Los cinco amigos esperaban en la Sala Común preocupados, cada uno pensando lo que le podía haber pasado a la joven maga. Lo único que les animaba era que Moar estaba con ella, pues al ver a Harry Potter descubrieron que el Guardián no estaba con él.