Capítulo 21.

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Hola:
Han pasado dos meses desde que entre al grupo de apoyo. Es guay, lo admito, pero todos me miran con lastima desde el día que conté tu historia. Seguramente piensan que soy el típico chico que llora, sufre y le pasa todo. Pero no más, ya no será así, o eso les haré creer. Vale, debo irme, iré a visitar a dos personas que tenía años que no hablábamos, vale, exagero en eso.

–Zeus.

Había estado "mejor", ya no tenía los dolorosos pensamientos volando por su cabeza, estaba seguro que quería seguir vivo y quizás salvar algo de todo el desastre que había sido.

Había pasado un par de meses desde aquello, no sentía alguna mejoría ante el tema de superar y con tan sólo recordar su cabeza comenzaba a doler al punto de querer explotar. Él comenzó a tomar medicamento para el dolor, cada vez tenían que ser un medicamento más fuerte, la jaqueca era dolorosa.
El decidió salir después de el pequeño desayuno con su padre. Se dirigía a la casa de Mauro, por lo que sabía el estaba ahí siempre junto con Sol y era a las dos únicas personas que deseaba ver en ese momento.

[...]

— ¿Recuerdas el chiste de los japoneses? Cuando nos conocimos...

—Cómo olvidar tu estúpido chiste.

—Bueno, tengo uno nuevo, prepárate para esto...

— ¿Será gracioso? ¿Tengo que llamar a mi padre?

—A él le gustan mis chistes, ahora cierra la boca

Zeus mira exasperado a Sol, con expresión divertida y pidiendo que haga algo antes de que Mauro exponga su nula habilidad para los chistes. Ella solo se alza de hombros sonriente, regresando la mirada a su novio con ojos brillantes.

— ¿Que le dice una roca a otra roca?

Zeus se ríe bajo—No sé ¿qué?

—Nada, las rocas no hablan, te has perdido muchas clases de química.

—Definitivamente me quedo con el chiste de los japoneses, este fue pésimo Mauro.

Sol soltó una carcajada mientras acariciaba la mano de su novio, las cuales llevaban con las manos entrelazadas sobre la mesa desde que se sentaron en aquella mesa en la cafetería. Zeus sonrío, se sentía feliz por Mauro y por Sol y simplemente se atrevió a preguntar.

-¿Cuánto lleváis juntos?

-Vamos a cumplir dos años. –Respondió Sol con brillo en sus ojos casi al instante que acabo la oración. Se sentía orgullosa de ese tiempo, no solo porque era la relación más larga que había tenido, sino también porque estaba segura que estaba enamorada y Mauro era un buen chico, sus padres lo adoraban. Todo iba de maravilla a pesar de las múltiples peleas que tenían en ocasiones donde salían enojados de la casa en donde se encontraban. Siempre Sol salía corriendo detrás de él y deteniendo el paso, en ocasiones era Mauro.

-¿Puedes creerlo? –Pregunto Mauro mirando a Zeus. –Si yo fuera ella, ya me hubiera terminado.

Zeus rio y negó divertido.

-Siento como que apenas fue ayer, si quiera me contaron como se lo propusiste.

-Yo no se lo propuse. –Se sonrojo Mauro- Ella fue la que me pidió ser su novio. Aparte no pude hacer contacto contigo desde que dejaste de ir a clases.
Zeus acepto con la mirada triste.
-Sí, fue súper divertido-Sol acomodo un mechón del cabello castaño de su novio, ya tenía el cabello algo largo pero se reusaba a cortarlo. Ella se fio cuenta de lo arrepentido que estaba Zeus por todo lo sucedió quiso hacer el ambiente menos nostálgico para él –Le pille desprevenido con la pregunta, pero acepto.

El diario de Zeus. -Secuela de Un Mes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora