Todo parecía tan obscuro, nublado, lejos de la realidad. Ya hacia tiempo que estaba allí, con pocas fuerzas para moverse, sintiendo que su cuerpo se estaba consumiendo asi mismo. Sin embargo no tenía miedo, no sentía absolutamente nada, solo una profunda felicidad. Las cortinas se mantenían cerradas en todo momento, la puerta también, ningún sonido que no fuese la ronca respiración de su cuepo muriendo. Podía imaginar su pasado con detalle, imaginaba cada una de las escenas más felices de su vida, podía ver a su madre plantado flores en el jardín trasero, veía a su padre prepararse para salir al trabajo, se imaginaba una y otra vez su vida y repetía tantas veces el acepto de su esposo. Podía sentir la felicidad de tener a su hijo en sus brazos y podía sentir la armargura de perder lo que más amaba por última vez.
Sabe que es el fin, que solo necesita irse.
Lo ultimó que escucha antes de cerrar los ojos es la puerta abrir y la voz de su hijo gritando su nombre, aun puede sentir el calor que la mano de él emana sobre la suya, aun puede sentirlo llorar y pidiendo perdón.
Con las últimas fuerzas, estruja la mano de su hijo con la esperanza de que sepa que lo disculpa y que él también lo haga.
Pero una vez más recuerda que no es necesario luchar mas, él sabrá como cuidar de sí mismo.
El chico estaba devastado, lloraba sin control alguno sobre el cuerpo inerte, no había forma de regresar el tiempo, él tenía más de 20 años y la mayor parte de su vida se la paso lamentado el tiempo que había perdido.
¿Ahora? ¿Él que iba a hacer ahora?
No sabia como organizar un funeral, no sabia si quiera que hacer en ese momento, si quedarse ahí, si correr por ayuda, o llamar al hospital. Él estaba sólo, sin nada y nadie en ese momento.Todo pasó de una forma tan rápida, llamó al Hopital, ellos enviaron una ambulancia y se llevaron el cuerpo. Ellos se encargaron de ayudarlo a organizar el funeral, había una chica amable, posiblemente una enfermera, ella lo ayudo a escoger cosas mínimas, a explicarle como era todo esto de un entierro, de un funeral. Le ayudo a mentalizarse sobre la situación que estaba viviendo en ese momento pues ella vivía a diario la muerte de alguien.
Ella veia al chico muy asustado de lo que iba a hacer, se movía inquieto, algunas veces lloraba diciendo que lamentaba todo. Llegó un momento en el que no supo como llevar la situación pues era la única persona ahí que esperaba a que le dijeran que iban a transportar el cuerpo. La chica miraba por la puerta, a ver si de casualidad algún familiar, amigo o alguien llegaba a consolar a ese pobre chico, pero no había nadie. El muchacho se abrazaba así mismo, con los ojos rojos, sentado con un vaso de café a su lado.
Entonces llamó a un compañero de trabajo, ella sabia que podría ayudarla.
—¿Sucedió algo?—contestaron en la línea. Ella negó.
—No... bueno, si. Hace como una hora llego un cuerpo, Lo estan arreglando para llevarlo al velorio pero no hay nadie aquí, solo un chico, al parecer es su hijo, no lo sé, es muy joven. He intentado hacerle compañía, no hay nadie que esté con él aquí. Es sumamente extraño—habló observando al chico al fondo, estaba un poco conmovida por él, o sentía pena. No lo sabia realmente. Podía sentir la soledad de ese chico y no le parecía agradable.—¿Necesitas que yo haga algo por él? ¿Está muy mal? ¿De verdad no hay nadie con él?
—No sé, supuse que podrías venir, si no estabas ocupado, podrías hablar con él. Se me hace algo conocido pero con tantas caras que vemos diario, he de estar alucinando. Se le ve mal, claro y no tiene a nadie, soy la única enfermera de guardia.
Escucha un suspiro cansado.
—Estaba a punto de ir a casa pero iré enseguida para allá.
Entonces el subió el penúltimo piso, ahí atendían a los wue se les daba un plazo de tiempo. Vio a su compañera en el escritorio, vio el pasillo vacío e iluminado y al chico.
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El diario de Zeus. -Secuela de Un Mes.
FanficLa vida de Zeus se cuenta en hojas de papel, en un monto desordenado de libretas destartaladas alojadas en una esquina de su habitación. Se cuenta en heridas invisibles que Samuel intenta curar con los años que parecen tener prisa por terminar. Y l...