Abrió los ojos y respiró lentamente, intentando escuchar cualquier pequeño sonido pero no había nada, no podía escuchar la respiración de Guillermo a un lado de él o el sonido de las sabanas rozando su cuerpo; era realmente muy inquieto al dormir y más por las mañanas, le costaba el despertar y levantarse, siempre manoteaba y jalaba con brusquedad las mantas hasta cubrirse el rostro, repitiendo una y otra vez que lo dejaran dormir cinco minutos más.
Samuel, déjame dormir un poco más. Zeus aún no despierta.
Cinco minutos más, cierra la cortina.
Estoy exhausto, Zeus es un torbellino.Y no había eso.
El silencio era tan abrumador.
Podía escuchar su propio corazón, llevando un ritmo desigual al paso que pensaba en Guillermo. Pensó que iba a comenzar a llorar cuando dio vuelta hacia su costado con la idea de que en realidad vivía una terrible pesadilla y que él iba a estar a un lado pero, ese costado de su cama seguía acomodado y fue cuando, cayó en cuenta de su realidad y la de su hijo. Respiró hondo, intentando llenar sus pulmones con aire.
Solo recordaba la noche anterior todas las mañanas, sosteniendo a su pequeño hijo en brazos esperando que el cansancio le ganara después de una serie de palabras insistentes que a esa hora de la mañana para Samuel eran apenas unos murmullos que no recordaba y le vagaban por la cabeza. Le tarareaba una canción al final cuando el pequeño cuerpo cedía al sueño mientras con un paño tibio le limpiaba el rostro rojizo con rastros de lágrimas secas y todo fluido que salía de la pequeña nariz de Zeus.
Era como experimentar un pequeño lapso de amnesia por el impacto del día anterior y el cansancio emocional que le pesaba en el pecho, apenas le dejaban tomar un largo respiro sin sentir que le dolía. Después de largos minutos mirando hacia el lado opuesto de la cama buscando una respuesta, se levantó y se propuso a buscar a Guillermo otra vez dentro del baño, pero se llevó la misma sorpresa. Llegó a pensar por una milésima de minuto que en realidad se había convertido en un demente, sentía que perdía la noción del tiempo y que la cordura ni siquiera era parte de él.
Regresó a la habitación con pasos flojos y abrió las cortinas de un jalón con el mismo ánimo. Prestó atención y se acercó tranquilamente al ventanal de su habitación el cual permitía que el sol bañara aquel lugar de un color cálido. Se posó al frente y aún somnoliento miró hacia afuera, sintiendo como su cuerpo se mantenía tibio por los tenures rayos que entraban. "El sol", pensó, "cómo puedes seguir brillando y entrar tan descaradamente a mi habitación cuando yo he perdido lo que más he amado".
Una tristeza inmensa le rasgaba el pecho desde la garganta, quería rasgar de la misma forma desde afuera con sus propias uñas. La culpa le comía el alma a cachos y se hundía en un sinfín de pensamientos. Si tan solo hubiese llegado unos minutos antes, si tan solo hubiese tenido el coraje de amar a Guillermo hasta el último momento.
Eso se habría convertido en su
rutina por mucho tiempo.Samuel había vivido su duelo de esa forma por años, viendo cómo Zeus crecía inevitablemente con los años y él envejecía al mismo tiempo. Dedicó todo el tiempo a su hijo e intentó educarlo de la forma en la que Guillermo lo habría hecho y había planeado desde el momento que aquel niño de ojos color avellana terminó acurrucado en sus brazos, inexperto del mundo que lo rodea, apenas emitiendo pequeños sonidos cuando bostezaba.
Estaba seguro de una cosa y esa era de el amor que Guillermo le tenía a su hijo. Fue incalculable, genuino, hasta el último segundo. Guillermo durmió pensando en Zeus y cargó el mundo entero en sus hombros por la misma razón.
Aquel mes tan tortuoso al principio parecía un acto egoísta de Guillermo o un intento desesperado por reparar su matrimonio pero era una garantía. Tenía que irse sabiendo que Samuel se habría quedado con Zeus, que su hijo viviría con él. Sería una garantía de que Samuel tendría a quien aferrarse con toda su vida y de que Zeus tendría un padre que le dedicaría cada segundo. Solo pudo comprender eso después de haber releído infinidad de veces la carta que su esposo había dejado ese día.
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El diario de Zeus. -Secuela de Un Mes.
FanficLa vida de Zeus se cuenta en hojas de papel, en un monto desordenado de libretas destartaladas alojadas en una esquina de su habitación. Se cuenta en heridas invisibles que Samuel intenta curar con los años que parecen tener prisa por terminar. Y l...