"Hola papi:Creo... creo que me gustan los chicos.
Lo descubrí durante el último año que he estado en la nueva escuela. Y no, contrario de lo que creo que estás pensando, no me gusta Mauro.
Hay un chico nuevo, entro hace un par de semanas, es menos alto que yo, tiene el cabello castaño y rizado ¡Dios, sus rizos! ¡Me gustan sus rizos! ¡ESO NO ES NORMAL!
Bueno, dice papá que sí. Dice que debería hablarle. La verdad tengo miedo. Y no se lo he dicho a papá, últimamente está más distraído, supongo que es el nuevo trabajo. Bueno, debo terminar la tarea, Mauro se molesta por que no le dejo leer mis diarios.
Te quiero. Zeus z4
P.D: Papá me enseño una de las cartas que le mandaste hace mucho. Creo que jamás te diste cuenta de que escribiste "z4" en lugar de "<3". Pero se ve lindo y original. Ahora comprendo por qué papa siempre me ponía en mis notas esos dos signos."
Zeus suspiro, había comenzado ya el segundo año en la escuela, tenía ya 17, y Mauro seguía siendo molesto. Pero le agradaba, y a Samuel eso lo tenía feliz. Desde la muerte de Guillermo, Zeus envolvió su corazón en una dura capa irrompible donde nadie más que él y Samuel podrían entrar. No quería volver a querer a alguien, no quería perder a alguien de nuevo y caer en lo mismo. Por esa razón Zeus no tenía amigos. Fue una gran sorpresa para él enterarse que su pequeño tenía novia, pero fue cuestión de días notar que Zeus no sentía nada por aquella chiquilla.
Cuando entro a su primer año, Samuel sentía nervios, sabía que no sería lo mismo el estar solo, sabía que si le afectaría esta vez, y rogaba a Dios que alguien le hablara. Samuel se sorprendió cuando a la semana de clases, un chaval de cabello obscuro y ojos grandes pedía permiso para entrar a la casa en busca de Zeus.
-Mauro, ¿Cómo conseguiste llegar? No recuerdo haberte dado mi dirección.
-Fue fácil conseguirla. -El chaval entro a la casa como si de la suya misma se tratase.
Samuel estaba feliz, pero pronto se arrepentía, si Zeus era molesto a veces, este era el triple de peor. Si no asustaba a Samuel con algún ruido de algo caerse y romperse de lo descuidado que era, hacia molestar al mayor porque Zeus llegaba tarde después de la escuela diciendo que habían ido a las recreativas o a por un helado. Lo único que consolaba a Samuel, era que Mauro entendía y se reía de sus chistes malos.
-Es que ambos sois unos tontos, esos chistes no dan gracia. -Bramaba Zeus irritado por las carcajadas de Samuel y Mauro ante la quita vez que contaban el mismo chiste sin gracia.
Y así paso el primer año de clases, con un Zeus bipolar terminado la pubertad, con un Mauro prácticamente viviendo en casa de Samuel y Zeus, y con un Samuel cada vez menos concentrado en su hijo.
Entrado el año 2027, Zeus comenzaba el segundo año, afortunadamente Mauro y él compartía casi todas las clases, a excepción de una. Zeus había pasado matemáticas con una calificación de 150 sobre 100, lo que le daba pase automático a saltarse segundo año de matemáticas y comenzar el tercero. Zeus sentía de nuevo ese sentimiento de miedo, no quería volver a esto de nuevo, el presentándose frente a una clase, con todos los ojos sobre él, y sin saber que decir. Ahora las clases de segundo eran en el segundo piso, y la de matemáticas, en el tercero. Pasadas las primeras horas de clases, finalmente tocaba la clase nueva. Algo indeciso y con las palabras de Mauro resonando en sus oídos "me consigues una tía buena", subió hacia su nueva clase. Los pasillos de los de tercer año estaban diferentes a los otros dos. Los de primer año tenían en las paredes muchos posters de "bienvenido" "¿Tienes dudas? No olvides visitar la orientación educativa" Y demás de ese estilo, en los de segundo, no había mucho que destacar de las paredes, era el mismo letrero una y otra vez "Estudiar te hace un bien!" y si, a Zeus le molestaba que siendo una escuela, donde si no sabes la diferencia entra hay, ahí y ay te iba mal, pusieran un poster sin un signo de admiración.
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El diario de Zeus. -Secuela de Un Mes.
FanfictionLa vida de Zeus se cuenta en hojas de papel, en un monto desordenado de libretas destartaladas alojadas en una esquina de su habitación. Se cuenta en heridas invisibles que Samuel intenta curar con los años que parecen tener prisa por terminar. Y l...