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El

Si te soy del todo sincero, no me acuerdo mucho del primer día que te vi, o incluso conocí.

Lo único que llega a mi cabeza cuando pienso en ello es el recuerdo de unos ojos marrones, que me observaban tímidos tras una gran bufanda púrpura en aquel viejo autobús 213.


De un día para otro pasé de no saber de tu existencia, a que fueses en lo único que pensaba: a todas a horas, todos los días, todas las semanas...


Pero espera... ¡Ah! Me acabo de acordar.


Tú estabas medio dormida, con la cabeza apoyada en la ventanilla, en un frío día de invierno. Estaban cerca las vacaciones de Navidad.


Ahora me acuerdo perfectamente.


Entré helado, y cuando tu mirada y la mía conectaron, no te voy a mentir, no sentí nada, nada de nada.


Otra chica más del montón, que al igual que muchos otros adolescentes tenía que coger el autobús 213 para llegar al instituto.


No había mucho misterio.

N° 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora