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Él

Nunca olvidaré nuestra primera cita, no solo porque ibas guapísima y sonreías más de lo que te había visto hacerlo nunca; sino porque fue desastrosa, con todas las letras.

Llegué dos horas tarde.

Te llevé a un restaurante que resultó estar lleno, por lo que al final comimos una hamburguesa en el primer establecimiento de comida rápida que vimos.

Después nos calamos hasta los huesos cuando empezó a llover a cántaros.

Y lo peor llegó al salir del coche, cuando un autobús nos salpicó al pasar por nuestro lado a una gran velocidad.

Pensé que te había perdido... Que ya no me querrías volver a ver...

Pero me equivoqué. ¡Qué ingénuo fui! ¡Cuántos otros días vi a aquella chica misteriosa de la bufanda púrpura!

Y lo mejor: aún la sigo viendo.

N° 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora