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Ella

Los chicos tenéis esa manía de hacer cosas creyendo que las chicas no nos damos cuenta. Pero en verdad sí que lo hacemos, lo único es que nos callamos para daros el placer de la victoria.

Tú no eras menos.

Acercabas y luego volvías a retirar tu mano, como si me quisieras tocar, pero luego te acordabas de que era una desconocida y retrocedías.

Ojalá no hubieses retrocedido esas veinte veces que lo hiciste.

Mi cuerpo entero se tensaba y mis ojos te observaban por el rabillo cuando veía que tu mano se acercaba a la mía.

Pero luego me relajaba al ver que tu mano volvía a su lugar.

Parece ser que un día te hartaste, porque no lo volviste a hacer.

N° 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora