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Ella

Me sentía... traicionada, herida, cabreada... Enfadada conmigo misma.

¿En verdad llegué a pensar que todo eso era real? ¿Que todo lo que yo me montaba en la cabeza era cierto?

¿De verdad pensé que te gustaba y que algún día llegarías y te sentarías conmigo, me cogerías de la mano y me dirías tu nombre?

Qué ingenua.

Tenías novia, claro. Y en ese momento la podía ver, con su brazo enroscado en el tuyo, como una pareja normal. Como yo nunca haría contigo.

Me di cuenta, aunque tu creyeses que no, sí lo hice.

Levantaste la cabeza y me viste, inmediatamente te soltaste del agarre, pero era demasiado tarde.

No lo hicistes por mí, seguramente lo hicistes por la mirada asesina que intentaba clavarte en el corazón, para que sintieras lo mismo que estaba sientiendo yo en aquel momento.

Me enfadé contigo, con el mundo, con aquel maldito autobús 213, con la morena que se colgaba de tu brazo.

N° 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora