Él
Estaba temblando, aunque lo intentaba excusar diciendo que era el frío que hacía dentro del autobús.
Pero no. Yo sabía porqué era.
Te había hablado, me habías sonreido, y te había dado la bufanda. Madre mía, me sentía como en el cielo.
Sentía tu mirada desde dos asientos de distancia, pero no me quise girar.
Aunque todavía sentía el perfume que emanaba de tu bufanda púrpura flotando a mi alrededor, me sentí en aquel momento algo decepcionada conmigo mismo.
En aquel momento podría haber aprovechado la excusa y sentarme a tu lado, incluso hacerte decir alguna que otra palabra solo para escuchar cómo era tu voz.
Madre mía. Parecía tonto.
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N° 213
Short StoryTodo comenzó una fría mañana de invierno en el autobús número 213. Dos adolescentes, dos confesiones, dos amores.