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Ella

Estaba decidida a sentarme a tu lado, costase lo que costase. Así que cuando me subí al autobús me senté en tu asiento, mirando fijamente por la ventanilla.


Me giré cuando pasaste mirándome de reojo, y me quedé de cuadros cuando te sentaste en mi sitio. ¿Cómo sabías que era ese? ¿Te habías dado cuenta de mi presencia días atrás?


Me sonreiste con desdén y me volví hacia delante, sin creerme que aquella perfecta sonrisa se pudiese dirigir a mí.

N° 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora