Luna tomó el brazo de Draco entre su mano derecha, y ambos se dirigieron a las mesas de los slytherins. La rubia se posiciono entre Daphne y Draco. Zabinni se había corrido a la mesa derecha, junto a Pansy y Blaise, puesto que las mesas eran solo para tres personas.
Todos la saludaron, y siguieron en lo suyo. La profesora entró y comenzó la clase. La tarea del día era intentar predecir el futuro de sus compañeros de banco mediante los restos de té de las tazas que cada uno poseía.
—Luna, predigo que estas chiflada. —dijo Draco, riendo. Ella también rio, no lo encontraba como un insulto. Daphne le dio un pequeño golpe en el hombro a su compañero mientras reía.
La clase pasó rápido, entre risas. A Luna le caían bien todos, y a todos les caía bien Luna, era recíproco.
Pasaron algunos días sin volver a verse con Luna. Thedore, Daphne, Astoria, Blaise y Pansy se encontraban en la sala común de slytherin. Al entrar, Draco se sentó en el sillón de cuero verde junto a Astoria y Pansy. Theo estaba narrando una historia sobre uno de sus viajes a Hungría.
—Entonces el colacuerno húngaro rugió, mi padre me lanzó la espada y la tomé con tanta fuerza...—
—Theo, nos has contado la misma historia unas 12 veces. —dijo Astoria, interrumpiendo a su amigo.
—15 —comentó Blaise—. Son 15 veces, las he contado.
El grupo estalló en risas. Theo podía repetir la misma historia y jamás cansarse, no le importa que sus amigos no se rieran a la segunda vez, ni que a la cuarta vez ya no les prestaran atención.
—Luna ha olvidado uno de sus apuntes en clase de adivinación el martes pasado —dijo Daphne, dirigiéndose a Draco—. Más tarde te los alcanzo y se los devuelves mañana, porque no la he visto estos días.
—No soy tu maldito elfo doméstico Daphne. —contestó Draco.
Pansy miró a Theo, insinuando que lo que estaba por contar no le agradaría. El joven interpretó su mirada y rápidamente se paró.
—Oh, no Pansy Parkinson. No te atreverías a deci—pero fue interrumpido por la chillona voz de su amiga.
—Theo quiere volver a verla, seguro se ofrecerá a llevar los pergaminos. —confesó. Nott se puso un tanto nervioso.
— ¡Eres una perra Parkinson! —el comentario sonó ofensivo, pero la sonrisa en el rostro de Theo demostraba que no lo hizo con esa intención.
Draco rió ante la confesión, y sus amigos lo imitaron.
— ¡Theodore Nott! ¡Ella te llevará a buscar criaturas inexistentes! —dijo Draco, riendo.
—Bastardos. —susurró Theo lo suficientemente alto para que lo escuchen. Intento fingir enojo, pero al final terminó riendo al igual que sus amigos.
—Deberías invitarla al partido de quidditch el sábado, Draco. —menciono Astoria.
— ¿La conoces siquiera? —cuestionó el rubio, arrastrando las palabras y adoptando su normal indiferencia. La chica no le caía muy bien.
—No, sólo digo. —la voz de la joven sonó dolida. Se levantó, beso a su hermana en la mejilla y se marchó de allí.
Daphne lo fulminó con la mirada. Le dolía que su hermana sufriera por culpa de su amigo, que no podía ocultar su desagrado con Astoria, aunque no lo culpaba. Ella también odiaría al hombre que, desde su nacimiento, sería destinado como su futuro esposo.
—A veces eres un imbécil, Draco. —dijo, cuando se aseguró que su hermana no la oiría.
—No es mala idea lo del partido, sin embargo. —comentó Blaise, intentando calmar la tensión que había reinado el aire.
Luna no quiso contarles a sus amigos gryffindors su reciente amistad con los slytherins, era consciente de la rivalidad de ambas pandillas. Unos días después de la clase de adivinación, se cruzó con Blaise en uno de los pasillos. El moreno la saludo alegremente.
— ¡Hey! —gritó Blaise, cuando ya se estaban alejando en sentidos contrarios—. El sábado hay partido de quidditch ¡Te esperamos allí!
Luna asintió. Allí estaría.
El sábado en la mañana, Luna se encontraba en la cancha junto a Astoria, Theo y Pansy. A su alrededor, la tribuna estaba repleta de alumnos de slytherin. En la de frente, estaban los hufflepuff.
—Así que, Luna, eh. —dijo Theo. Pansy rió al ver la actitud de su amigo, y este le pego un codazo en el costado.
— ¡Eso dolió maldito! —gritó Pansy, devolviendo el golpe.
A Luna le encantaba estar con ellos. Eran graciosos, sarcásticos, y la mayoría del tiempo se golpeaban pero, la manera en que hacían todo era muy divertido. El partido comenzó.
—¡¡¡BUSCA LA MALDITA SNITCH DRACO!!! —gritó Theo cuando Draco pasó cerca de la tribuna.
—Deberías calmarte. —dijo Luna. Theo la observó.
— ¡Lunática! ¡Has hablado! —contestó el slytherin. Luna no había hablado luego de saludarlos, se mostraba algo tímida.
— ¿Qué creías Nott? La chica no es muda, sólo está loca. —comentó Pansy.
—A veces no sé si tomarme sus comentarios enserio o no. —dijo Luna, riendo. Por supuesto que no tomaba sus comentarios enserio, sabía que así era el humor de los slytherins, y así se trataban entre ellos. Pansy negó con la cabeza y le dio un pequeño abrazo.
—Esto me desespera. —acotó Theo, pasando su manos por su cabello.
—Tranquilo, Theodore. Veras que el partido lo ganan ustedes. —le respondió Luna, regalando una hermosa sonrisa.
Cada vez que Slytherin anotaba puntos, los tres amigos se abrazaban y gritaban. Luna no podía estar más contenta. Su amistad con los slytherins le había sentado muy bien.
El partido terminó cuando Draco atrapó la snitch dorada. Slytherin había ganado.
Esa misma tarde, Luna se dirigió a Hogsmeade con sus amigos gryffindors. Harry se había enterado de la amistad de la rubia con los slytherins por Cho Chang, quien los había visto juntos en la clase de adivinación. Él creía que los slytherins, sobre todo Malfoy, estaban usando a Luna para saber cosas sobre él y sus demás amigos. Ignoraba la verdadera personalidad de las serpientes.
Todo marchaba tranquilo. Pasaron la tarde en Las tres Escobas. Al momento de irse, Harry tomó el brazo de Luna.
— ¿Podemos hablar? —preguntó.
—Por supuesto Harry. ¿Qué pasa? —cuestionó.
—Luna... sé que ahora eres "amiga" de los Slytherins. ¿Por qué no me lo has dicho?—dijo, remarcando la palabra amiga. Su mirada era severa, reprochando a Luna esta "traición". Así se lo tomaba.
—Sabía que no lo aprobarías, Harry. —respondió con la voz risueña, calma. Harry no entendía su tranquilidad.
— ¡Ellos son peligrosos, Luna! ¡No deberías estar cerca de ellos! —espetó.
—No los conoces, Harry, ellos no son lo que aparentan. Y son mis amigos, como tú también lo eres.
— ¡Te están usando! Sólo quieren saber información sobre nosotros, algo están tramando. Sabes que Malfoy me odia ¿cómo puedes hacer esto? —la miró despectivamente, lo cual hizo sentir mal a Luna.
—No juzgues a alguien sólo por su apariencia. —dijo, y se marchó de allí.
Harry estaba furioso. ¿Juzgarlo por su apariencia? Él conocía la basura que era Malfoy mejor que nadie. No iba a permitir que el imbécil de Malfoy y sus amigos lastimen a Luna. Haría lo que sea por defenderla, y para que esa amistad fingida se rompa.
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Amistades peligrosas.
Random«-Lunática, las criaturas de mi cabeza me han pedido que te invite a nuestras mesas. Si es que eres capaz de pasar una clase junto a las serpientes. -dijo, con una sonrisa de lado en su rostro. - ¿Tú también crees en ellos?» ¿Qué pasaría si Luna Lov...